Casi seis meses transcurrieron desde aquella tarde del 13 de abril de 2025 en que la joven psicóloga Lucía Bravo López (21) fue cruelmente arrebatada de la vida. Medio año de dolor, indignación y una pregunta que atormenta a su familia y a toda la ciudadanía: ¿por qué el asesino sigue libre?
La justicia parece caminar con pasos de plomo mientras la impunidad se abre camino. Esta semana debía realizarse la audiencia de prisión preventiva contra Erasmo Aguilar Cordero (31), señalado como autor de uno de los feminicidios más atroces registrados en la región. Sin embargo, la diligencia fue suspendida, prolongando la espera y el sufrimiento de quienes claman justicia.
Más del 90 % de homicidios siguen sin resolverse de un total de 24 casos
Aguilar, exentrenador en gimnasios, es acusado de secuestro, violación y feminicidio. La fiscalía, encabezada por Juan Carlos Ames Blas, solicitó nueve meses de prisión preventiva y una condena de cadena perpetua tras reunir pruebas contundentes durante los 120 días de investigación.
Los testimonios, las denuncias previas de hostigamiento, las llamadas insistentes y hasta un intento de secuestro documentado lo señalan directamente. A ello se suman órdenes de alejamiento emitidas por un juzgado en Huancayo, ignoradas por el imputado. Y, sin embargo, el “Monstruo de Ayacucho” sigue prófugo, protegido –según la familia de la víctima– por una red de cómplices que lo encubren en la clandestinidad.
Un crimen que estremeció al país
Lucía fue hallada sin vida en el sector de Campanayocc, en el distrito de Carmen Alto. El asesino, incapaz de aceptar el final de una relación, la habría sometido y finalmente disparado en el pecho. Su caso desató una ola de indignación nacional y se convirtió en símbolo de la violencia que enfrentan miles de mujeres en el Perú.
Las primeras diligencias, no obstante, fueron negligentes. Según se conoció, pese a la urgencia, las investigaciones policiales no se realizaron el mismo día del hallazgo, sino días después, lo que dejó grietas que hoy pesan en el proceso.
Antecedentes de terror
No era la primera vez que Aguilar aparecía en denuncias policiales. En el Vraem pesan en su contra acusaciones de agresión física, trata de personas, prostitución, violación y hasta robo de vehículos. Un historial criminal que lo pinta como un peligro latente para toda la sociedad.
La jueza Lily Karen Choquecahua Ruiz tenía la misión de definir si procedía la prisión preventiva que abriría el camino a la condena máxima. Pero la audiencia fue suspendida sin fecha exacta de reprogramación. Mientras tanto, la familia de Lucía sigue esperando justicia, y Ayacucho entero repite una consigna: ni una menos, nunca más.
A medio año del feminicidio que partió en dos la vida de los Bravo López, la herida sigue abierta. La justicia está en deuda, y el autor sigue libre.
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