Alberto Fujimori Fujimori, para quienes no conocen la historia de los años 90, padre de Keiko Fujimori, volvió al escenario político, reclamando que es “inocente” y exigiendo que se cumpla con el indulto que le concedió Pedro Pablo Kuczynski en la navidad de 2017 a cambio de los votos para no ser vacado como presidente de la República.
Su defensa culpa ahora del retorno de Fujimori Fujimori a la Corte Interamericana de Derechos Humanos -CIDH- lo que es una falsedad. La responsable es su hija Keiko Fujimori, quien denunció públicamente que el indulto a su padre era producto de una negociación política entre su hermano Kenyi Fujimori, congresista de Fuerza Popular y Pedro Pablo Kuczynski.
Regresemos a diciembre de 2017. La bancada de Fuerza Popular manejada por Keiko Fujimori a través del chat La Mototaxi, tenía los votos suficientes para vacar a Pedro Pablo Kuczynski, pero no contaban con la “astucia” de Kenyi Fujimori, que canjeó el indulto de Alberto Fujimori con 9 votos, que impedían la venganza de su hermana por haber sido derrotado en la segunda vuelta por el presidente en ese entonces: PPK.
Es esta denuncia, que fue descubierta por los “audiomamanis”, las palabras de la propia Keiko Fujimori contra su hermano y los congresistas que votaron contra la vacancia, los argumentos que utilizó la CIDH, para observar el indulto humanitario, y devolvió la tarea de anular el indulto a la Corte Suprema, que revisó el proceso y terminó disponiendo el retorno del dictador a su cárcel de lujo: la DIROES.
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Entonces, ¿A quién debe denunciar los seguidores de Alberto Fujimori? A la señora K, que al igual que en las dinastías hereditarias se deshizo de su padre y hermano. Típico comportamiento de los herederos que asesinaban, despojaba de la corona o encarcelaban a sus progenitores, hermanos y a todos que le impedían llegar a saborear del poder.
La segunda parte del su alegato de Fujimori es su “inocencia”. Está documentado, y no por sus enemigos, sino por periodistas que trabajaron estrechamente con la gente de su entorno y conocieron las interioridades del grupo Colina. Ellos han escrito y han publicado libros donde se demuestra la línea de mando desde Palacio de Gobierno al SIN y de ahí a los grupos encargados de las ejecuciones extrajudiciales.
Aceptar que es inocente, sería validar la disparatada “teoría” que sustento la fujimorista Martha Chávez, cuando era congresista, de que los estudiantes de La Cantuta “se habían auto secuestrado y suicidado”. Por supuesto, en esa lógica macabra, hay que aceptar, que estos muertos, como zombis habían trasladado sus cadáveres a Cieneguilla y ellos mismos se habían prendido fuego, para inculpar al inocente Alberto Fujimori de estas muertes.