La reciente promulgación de la ley que protege a las meliponas, abejas sin aguijón, ha generado gran expectativa entre los apicultores de Ayacucho. La legislación, que no solo garantiza la protección de estas abejas, sino también de las flores melíferas nativas esenciales para su polinización, marca un hito en la conservación ambiental de la región.
Alina Buitrón, apicultora y miembro de la Secretaría Mujer Apícola, celebró la aprobación de la ley, destacando que su impacto será fundamental para fortalecer la apicultura local.
“La protección de las meliponas es crucial para la biodiversidad y para nuestra labor como apicultores. Estas abejas, al igual que las apis mellíferas, son esenciales para la polinización de nuestras plantas nativas como la muña y el chachas”, explicó Buitrón.
La ley también contempla la protección de la flora melífera, aquellas especies que producen néctar y que dependen de la polinización de las abejas para su reproducción. Esto no solo es importante para los apicultores, sino también para el ecosistema en general, ya que muchas de estas plantas tienen propiedades medicinales y son vitales para la conservación de la biodiversidad.
Sin embargo, los apicultores aseguran que el impacto de la ley dependerá de su correcta implementación. Uno de los principales desafíos identificados por Buitrón es la regulación del uso de agroquímicos, productos que afectan gravemente tanto a las abejas como a la flora local.
“Es fundamental que las autoridades actúen con firmeza para regular los agroquímicos que siguen siendo un peligro para nuestro ecosistema. Esta ley es solo el primer paso, ahora necesitamos medidas concretas para que los productos químicos no destruyan lo que estamos tratando de proteger”, destacó.
La preocupación por el uso de agroquímicos es especialmente relevante en áreas como Ramón Castilla, donde los apicultores han reportado la venta indiscriminada de productos dañinos para las abejas y los seres humanos. Buitrón hizo un llamado a las autoridades regionales y nacionales para que implementen medidas que controlen y regulen el uso de estos productos, que en muchos casos no están correctamente fiscalizados.
“Los apicultores no solo producimos miel, polen y otros productos derivados de la colmena, sino que también somos los guardianes del medio ambiente. Si no protegemos a nuestras abejas, el impacto será devastador tanto para la agricultura como para la biodiversidad. Esta ley es un gran paso, pero necesitamos que se complementen acciones que aseguren su efectividad”, afirmó.
Con la ley ya en vigor, los apicultores esperan que las autoridades tomen decisiones rápidas y efectivas para garantizar que la protección de las meliponas y su hábitat sea una prioridad en la agenda política y ambiental del país.
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