Pero los personajes que cimentaron el cine como una invención definitiva fueron los franceses hermanos Auguste y Louis Lumiére, quienes el 28 de diciembre de 1895, proyectaron por primera vez en el Salón Indio del Gran Café de Paris, la primera película de la historia del cine. Fue una proyección que apenas duró pocos segundos con el título de “La salida de los obreros de la fábrica en Lyon”.
Desde esa fecha; y en pocas décadas, la Industria Cinematográfica tuvo progresos fantásticos como arte y como industria del negocio. En un primer momento, el cine fue mudo y en blanco y negro. Luego se crearon el cine sonoro y en colores, a esto fueron agregando otros adelantos como el cinemascope, 3ra. Dimensión, etc.
Estados Unidos de América fue el país que acaparó la industria. Creó una ciudad del cine llamado Hollywood, convirtiéndose, en el lugar que hasta ahora se llama “La Meca del Cine”.
La apertura de salas de proyección en todos los continentes, empezó en los países llamados del “Primer Mundo”.
En el Perú, suponemos, que las primeras proyecciones se llevarían a cabo en los primeros años del siglo pasado, en la ciudad capital, Lima. Lo que recordamos es la gran cantidad de cines existentes en todos los barrios y distritos de la capital. Imagínense que los diarios de esa época, dedicaban toda una página con la programación diaria de los cines, ¿cuarenta, cincuenta? No recordamos el número exacto, pero sí los más importantes donde proyectaban las películas de estreno, “Cine Metro” “Tacna” “Colón” “Excelsior” “Le París” y un sinfín de cines de barrio.
En Huamanga; ¿Cómo y cuando llega el cine, este nuevo arte que llaman “séptimo Arte” a deleitar al huamanguino de tiempos idos?
El resumen que voy a narrar, la obtuve de diferentes medios de información que se publicaban en nuestra ciudad de escasos habitantes, lugar a donde los avances científicos y artísticos siempre llegaban tarde.
Cuentan que la “primera sala cinematográfica” fue el patio de la mansión conocida como “La Casa Ishikawa”.
Estas primeras proyecciones de cine mudo y en blanco y negro, debía tener un complemento especial para no hacer tediosa la sesión. Este complemento infaltable era la presencia de un virtuoso pianista que interpretaba temas, acorde con las escenas de la proyección. Este complemento se daba en todo el mundo. En mi libro “Historia del Wayno Huamanguino” narro así este acontecimiento:
“…Víctor Navarro del Águila estudioso del folklore…fundador de la Primera Escuela de Folklore en la Facultad de Antropología de la Universidad San Antonio Abad del Cusco. Como estudiante secundario en el Seminario de San Cristóbal de Huamanga, amenizaba al piano las noches de cine mudo en la mansión conocida como Casa Ishikawa…”
Este Seminario donde estudiaban la secundaria; y también para el sacerdocio, funcionaba en el Convento de Jesuitas que todos conocemos como “La Compañía” en la primera cuadra del jirón 28 de Julio. Precisamente el hermano del doctor Navarro del Águila, llamado Ernesto estudiaba junto a él, para ser sacerdote. No confundir con la Universidad de San Cristóbal de Huamanga que en ese tiempo seguía clausurada.
Especulamos que este acontecimiento debió darse en la década de los años 20 o 30 del siglo pasado, porque el doctor Navarro del Águila dejó de existir el año de 1948 en el Cusco, ejerciendo el decanato de su Facultad.
Sobre este deceso intempestivo y las obras de investigación científica en el campo de la Antropología Social y Folkore que dejó el doctor Navarro del Águila, comentaban en la ciudad del Cusco, posterior a la fecha señalada, que algunos de sus discípulos las tomó como propias, por ejemplo “Las ciudades sumergidas”. Es probable que pueda publicar en futura “Crónica”
Los años posteriores a esta narración, nadie da cuenta sobre alguna sala cinematográfica en la ciudad.
Hasta la aparición de un personaje muy importante para la cultura huamanguina, en diferentes campos del espectáculo. Este personaje fue el arequipeño Isaac J. Cáceres.
Corrían los años veinte del siglo pasado. En ese tiempo llegan a la ciudad una compañía de artistas, probablemente provenientes de Lima, para hacer o presentar teatro, probablemente también en alguna casona colonial. Uno de los integrantes de ese troupé era el personaje citado.
Especulamos con nuestra narración, para contarles que don Isaac se quedó en Huamanga y se integró a la sociedad local. En la década de los 20, formó la Hermandad de Cargadores del Santo Sepulcro y fue su primer presidente. Levantó un coso de toros en la cuarta cuadra del jirón Asamblea, a imitación de la Plaza de Acho, donde lidiaron toros de media casta toreros españoles y peruanos contratados para la Feria de Octubre; y el summum de su contribución a la ciudad, fue la erección del “Cine Teatro Cáceres” en la segunda cuadra de la calle de sus amores.
La fecha exacta de la inauguración de ambos locales, honradamente ignoro. Debió de haberse dado antes de la Segunda Guerra Mundial-
El local del cine, para el tiempo que narramos y la cantidad de habitantes de Huamanga era amplia. Contaba con platea, balcón y galería. La localidad más cara era platea, seguida de balcón que estaba “colgada” de la pared derecha de platea. Decía “colgada” porque estaba a media altura de la platea. ¿Cómo lo construyeron-el balcón? Misterio.
A mi padre le gustaba películas de terror con Boris Karloff o Lon Chaney. Yo era su acompañante obligado. Cada día solamente había una sola función de noche. La pesadilla era después de la función, ya en la cama.
Las funciones normales para los niños de mi edad y jóvenes, se daban los sábados y domingos, “cowvoyadas” y “seriales”.
Los niños y jóvenes que ingresábamos el cine después de apoquinar veinte centavos a “galula”, nos identificábamos con los protagonistas que, prácticamente nos sentíamos actores. Cuando el bandido trataba de sorprender al “joven” de la cowboyada, todos gritábamos ¡¡cuidado, atrás!!. Cuando el “joven” besaba a la “chica” todos aplaudíamos por la culminación del romance. Pobrecito don Isaac, dueño del cine, si se cortaba o interrumpía la película. Todo el mundo gritaba ¡¡¡Tuerto ladrón!! Porque, igual que a Tayta Cáceres, le faltaba un ojo. El “maquinista” más famoso del Cine Cáceres fue “Titina” Zevallos, un señor cusqueño, muy respetable.
Por los años cincuenta, otros empresarios levantaron dos salas más. 1952, el Cine teatro Municipal. Ese año, yo era alumno del 1er. Año de secundaria del Colegio Salesiano San Juan Bosco. Nuestro director el padre italiano Luis Fassio Masprone, decidió presentar al público huamanguino el Drama “Atila Frente a Roma” por Fiestas Patrias. El Padre Fassio hizo el papel de Papa León I, yo fui Atila; otros alumnos hicieron papeles de soldados y hunos. ¡Qué tiempos hermanos!
Pasados algunos años, también se inauguró el Cine Cavero, una de las salas más grandes del Perú. Hoy convertido en templo de una secta religiosa.