Sin izquierdas ni derechas ni malicias

OPINIÓN
Por Andrés Solari
Sin izquierdas ni derechas ni malicias
A fines del 1800 y principios del 1900 sucedieron significativos movimientos democratizadores en Perú. No intento ignorar movimientos anteriores. Deseo sintetizar comentarios. Los emblemáticos luchadores fueron campesinos y obreros de fábricas, los primeros por la injusta desproporción y consecuencias en la tenencia de las tierras agrarias y los segundos por la conquista de la jornada de ocho horas.
A ello agreguemos la lucha de las respetables lideresas, sin izquierdas ni derechas ni distinción de niveles económicos, en los movimientos femeninos por la igualdad de derechos de las mujeres. Con los años transcurridos apreciamos importantes e irreductibles avances, pero aún tenemos desigualdades, conflictos sociales y económicos de intereses, que bloquean el ideal de un camino peruano de democratización optimizada eficaz y el desarrollo humano. A pesar de los avances en diferentes temáticas, seguimos calificados mundialmente como democracia débil y defectuosa y bajo desarrollo económico y social. En los conflictos económicos/sociales ocurridos en los últimos 20 años siempre se ha intentado apelar al Diálogo Social como una solución.
Eso no es malo, pero según la gravedad coyuntural, ha funcionado en algunos casos y apaciguado otros que aún siguen latentes, tal como los conflictos mineros grandes y pequeños, el medio ambiente, la calidad de la educación en todos sus niveles, la deforestación, la lenta expansión y conexión vial y virtual, el débil acceso a servicios de salud, la lerda promoción estratégica de fuentes formales de trabajo, el desentendimiento con el planeamiento nacional y regional en sus diferentes plazos, las deficiencias de nuestro sistema electoral y político, etc. El silencio acostumbrado para todo ello nos hace creer que ya han sido superados. No es así, solo están esperando la chispa que los incendie tal como lo evidencia nuestro improvisado y revejido sistema electoral que produce crecientemente una peor calidad de dudosas autoridades políticas. Lo trágico paradójico y de masiva hipocresía es que reincidimos en la cíclica etapa de reclamar Diálogo Social para solucionar la actual crisis política. Desde el 2003 tenemos una legislación que OBLIGA a todos los niveles de gobierno a tejer, fortalecer y desarrollar espacios de Dialogo Social. Ningún gobierno nacional y sub nacional ha cumplido con ello. Simplemente, vulgarmente, han violado esa política nacional de desarrollo cultural político. El resultado es una ciudadanía desinformada, desarticulada, desorientada, desconfiada, débil, indiferente, socavada, no entrenada para atender los avatares políticos que toda Nación afronta. Cuando hablan de cambiar la Constitución nadie explica qué es lo negativo y qué es lo que debe continuar. Como requisito previo tiránico exigen aprobar la creación de una Asamblea Constituyente.
Es como decirnos elijamos a los Constituyentes y a la nueva Constitución con la desinformación, desorientación, debilidad, castración política aludidas y luego explicaremos a los sobrevivientes sobre lo que queremos cambiar y desarrollar. Los abuelos chinchanos, ex Montoneros revolucionarios de Nicolás de Piérola, decían que la mejor almohada para dormir es la conciencia limpia. Así explicaban a sus esposas que la Patria estaba en peligro con el gobierno y la oligarquía de la época y era necesaria la rebeldía para estar tranquilos con su conciencia. No cultivaban espacios de diálogo social, hoy tan necesarios, pero sí manejaban un Código de Honor Colectivo y luchaban con el rostro descubierto, a la luz del Sol y sin antifaces ni armas traicioneras ni eran títeres de políticos, académicos, organizaciones políticas, autoridades malevas violadoras de Constitución y leyes, del periodismo interesado y universidades, gremios, ideologías calculadoramente indiferentes, ni narcos ni traficantes de la vida humana de toda clase. Eso les permitía honrar hidalgamente a sus partisanos y también a sus enemigos caídos en combate. Dormían tranquilos con su conciencia. Hoy, nuestra Política evita entender a la Palabra, al argumento sincero y al Diálogo Social articulado como cultura cívica, código de honor e instrumento poderoso previsor de conflictos y constructor de esperanzas razonables en toda moderna gobernabilidad democrática eficaz, eficiente y antidiscriminatoria. La verdad es que todos quisieran dormir tranquilos pero nuestra pobre cultura política nos lo impide. ¿Qué hacer? . Preguntémonos sobre las causas de todos estos embrollos e ilegalidades actuales, no nos quedemos solamente sufriendo los efectos.