OPINIÓN

Mario Zenutagoya B.

Repunte de feminicidios durante la pandemia

Las instituciones feministas manifiestan aquello “Quédate en casa no es igual a cállate en casa”. Se considera que para miles de mujeres en todo el mundo las medidas de protección contra la pandemia del Covid-19, que las obligan al confinamiento, llevan implícito un enorme peligro: refuerzan el aislamiento de quienes ya son víctimas de violencia y las separan de casi todos los recursos para defenderse.

“El tapabocas no nos calla, vivas nos queremos”. Esta frase en una pancarta se observó en argentina durante una protesta contra la violencia de género en tiempos de pandemia y aislamiento, ello resume la realidad de miles de mujeres latinoamericanas: el encierro, con su silencio y la ausencia de recursos, que se transforma en un espacio sin límites para que la violencia sobre sus cuerpos se multiplique, indica los medios de comunicación de dicho país.

“En América Latina, en promedio una de cada tres mujeres ha padecido violencia física o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida y una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia doméstica es la de aislar a la víctima”, señalan desde la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En la actualidad los violentos o psicópatas ya no necesitan ningún esfuerzo para aislar a la víctima. La pandemia de Covid-19 puso a la mayor parte de la humanidad en confinamiento obligatorio, dejando a las víctimas de violencia doméstica en condiciones de mayor vulnerabilidad, con muchos menos recursos disponibles.

En el caso del Perú estos hechos de violencia, las cifras la confirman tras los más de 100 días de confinamiento. See registraron 12 feminicidios y 226 violaciones, de las cuales 132 eran menores de edad. Todas ellas en aislamiento, confinadas y desprotegidas ante sus asesinos o violadores.

Durante el confinamiento el 60 % de los feminicidios en este país sudamericano ocurren en el hogar, de acuerdo con el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, indica la ONU Mujeres.

SE ha reforzado otro sistema, la Línea 100 que antes de la emergencia sanitaria recibía más de 12.000 llamadas al mes, ha tenido un incremento de un 43,2 % en el número que recibe durante la cuarentena.

Para expertos del tema mujer, el confinamiento demuestra que el hogar es el lugar de mayor violencia de género

Lo que ocurre en Perú se replica en varios países de la región y las medidas de contención contra el coronavirus pusieron de relieve que el ámbito doméstico es precisamente donde se produce gran parte de la violencia contra las mujeres, la mayoría de veces dentro del propio entorno familiar.

En el caso particular de las violaciones, “lamentablemente el agresor suele ser muy cercano a la familia o incluso parte de ella. En algunos casos ha sido el vecino, pero en otros el padrastro, el abuelo, el tío e incluso el propio padre”, declaró a la agencia española de noticias EFE, Nancy Tolentino, directora ejecutiva de Aurora, el Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).

Ante esta situación, el Gobierno de Perú estableció un decreto a finales de abril para que los jueces puedan otorgar medidas de protección urgentes, como el retiro del agresor del hogar, sin necesidad de hacer audiencias durante esta emergencia sanitaria.

En Ayacucho, según el Programa Aurora a través de la Defensoría del Pueblo informa que se han producido 330 casos de violencia contra la mujer durante el Estado de Emergencia, entre el 16 de marzo al 16 de junio de 2020. La atención de estos actos de violencia se ha registrado en las once provincias ayacuchanas. Hubo tres feminicidios consumados en Pucacolpa (Huanta), Chiara (Huamanga) y Tambo (La Mar). La Defensoría del Pueblo viene supervisando el trabajo desplegado por el Servicio de Atención Urgente y los Centros de Emergencia Mujer en toda la región, así como la labor de las Comisarías, Fiscalías y Juzgados de Familia a fin de garantizar las medidas de protección. Esperemos se cumpla a cabalidad dicha obligación, porque hay de por medio denuncias no atendidas o de maltrato de autoridades, que parecieran avalar la violación de los derechos de vida y salud de la mujer, porque los únicos delitos que no descendieron desde el inicio de la cuarentena han sido los feminicidios. Preocupante situación.