“Autoridades deberían aperturar más espacios de lectura”

Muchas veces, las personas que habitan en las zonas rurales han sido víctimas de la exclusión. Un claro ejemplo son los servicios bibliotecarios para niños de temprana edad que desde hace mucho tiempo han sido descuidados y no cuentan con textos acordes, y, sobretodo, no existe un trabajo adecuado para promover un acercamiento al libro y con ello a la lectura y escritura.
Yesenia Montes, representante de la Asociación Puriyninchik, quien a través del proyecto Kusi Yachay viene fomentando la lectura y la escritura en los niños de Sarhua, detalló que existe un vacío enorme en estas zonas, pues no hay libros acordes a la edad y al idioma materno de los niños.
“Básicamente se ha escrito para niños grandes, para aquellos de 8 a 12 años, pero hay un vacío enorme para niños que recién empiezan a leer o quienes recién empiezan a acercarse a los libros. Nos faltan aún libros que, por ejemplo, sean mucho más divertidos, que tenga ese formato de libro álbum, que es el formato que nosotros utilizamos para que los niños puedan acercarse a los libros por iniciativa propia, porque si solamente son de puras letras los niños se aburren y no quieren leer”.
Detalló que el formato de libro álbum está compuesto de imágenes que acompañan a las palabras y son más atractivas para los niños de temprana edad.
“Pero que no solamente sean la representación de la palabra, sino que también los inviten a completar la historia, las imágenes no están subyugada a las palabras, sino que también pueden ser interpretadas por los lectores y eso le da riqueza al libro. En ese sentido es importante fomentar eso en las personas que están queriendo escribir, pero también a los niños porque a veces como no tenemos cercanía a este tipo de literatura ni siquiera se nos ocurre escribir algo así”, subrayó.
Asimismo, invitó a las autoridades regionales, provinciales y distritales apostar por la educación y aperturar espacios de lectura en este contexto de la pandemia, sobre todo en las zonas rurales, donde muchas veces la población está sometida a la exclusión.
“Las autoridades locales básicamente se preocupan por cuestiones de desarrollo de infraestructura, lo cual me parece válido, pero siento que es importante apostar por cosas que tienen que ver con lo social y lo educativo. En ese sentido, yo les animaría a las autoridades a poder aperturar espacios de lectura, no como bibliotecas que son cárceles de libro básicamente, sino más bien como espacios libres donde los niños puedan acercarse de manera voluntaria a los libros que son atractivos para ellos, acercar un libro a un niño puede cambiarle la vida y puede transformar su forma de ver la cultura a través de los libros”, mencionó la representante de la Asociación Puriyninchik.
“Yo les animaría a las autoridades que de pronto tengan el interés de poder abrir este tipo de espacios, sobre todo, ahora que estamos en contextos de pandemia donde la salud emocional ha sido afectada, de los niños sobretodo, los libros pueden ser un medio de escape, a través de su imaginación pueden viajar a otros espacios y a partir de ello también pensar sobre su propio imaginario y transformarse en protagonistas de su propia historia”, agregó.
CASO DE SARHUA
Yesenia Montes, durante estos meses, ha venido fomentando la lectura y la escritura en Sarhua. Ella quiso hacer de este formato algo más accesible y atractivo para los niños, por ello ideó un retablo cuyas puertas sostienen los libros que el proyecto moviliza a lo largo de distintos puntos de Ayacucho.
Además, con la ayuda de los niños de esta zona, ella vino elaborando libros cartoneros, textos hechos a mano dotados de un llamativo diseño.
Contó que a través del proyecto realizado existieron ciertos cambios en los niños como la formación de su identidad, mayor aprecio a los libros y la pérdida del miedo a los textos.
“Tres cosas cambiaron en los niños de Sarhua. Primero, ellos han podido elegir sus lecturas y con esto aprendieron a identificar sus gustos e intereses, qué cosas maso menos les llama la atención y esto es parte de la formación de su identidad también. Otra cosa importante es que ellos no han tenido la posibilidad de acceder a los libros, entonces por ejemplo no tenían esa cultura de cuidar a los libros, hubo un cambio. Ahora ellos ven a los libros como un objeto valioso, para nosotros ha sido un gran cambio porque también se refleja el sentido de valorar el libro. Además, hemos podido percibir que ellos por su propio interés se han acercado a los libros, hubo una pérdida del miedo a los libros”, detalló.
Asimismo, contó que debido a la reducida cantidad de libros en quechua y la necesidad de éstas iniciaron con el proyecto de los libros cartoneros en quechua. “También nos ha generado muchos retos porque no había muchos libros en quechua y a veces había dificultades para leer en castellano cuando tu lengua materna es quechua. Esas cosas nos han retado y nos han inspirado a plantear ese proyecto”, culminó diciendo.