La muerte de 4 efectivos del ejército peruano en un operativo antidrogas en las inmediaciones de Putis, en la zona altoandina de la provincia de Huanta, tiene que llevarnos a replantear la magnitud de la lucha contra los carteles de la droga que operan en el VRAEM.
El error más serio en que irresponsablemente algunos medios de comunicación de Lima, presentan a los asesinos como miembros de una organización política “terrorista”, cuando se trata de grupos armados por el narcotráfico, que se ha extendido en varios países, como Ecuador, donde antes no existía este problema.
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Involucrar a las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico no ha dado resultados en otros países, y México es un referente, donde la criminalidad se ha incrementado, y los carteles de la droga han logrado formar grupos paramilitares, con armamento que lo adquieren en el mercado negro.
Lo que se requiere, es una policía preparada para la lucha contra estos carteles de la droga y el terrorismo. La policía peruana ha demostrado su eficiencia y tenemos ejemplos suficientes. Basta señalar, que el GEIN fue un grupo policial que realizó el seguimiento y la captura de Abimael Guzmán y la cúpula senderista y que la DIRCOTE capturó a Víctor Polay y toda la cúpula emerretista. Ambos hechos desarticularon a estas organizaciones, sin causar muertes.
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Sería interesante conocer las opiniones de especialistas, como los de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que es una institución policial altamente especializada en la lucha contra el narcotráfico y cuál es el perfil que deben tener los agentes del estado en la lucha contra este flagelo del siglo XX, y que los hemos heredado.
Por otra parte, son varios los premios nobel en economía, que se han pronunciado por la legalización de las drogas, señalando que el problema no es el cultivo de la coca, la amapola, el hachis o la marihuana, sino la prohibición, que es el incentivo que permite el surgimiento de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas.
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Una política de legalización, argumentan, permitiría recaudar impuestos tanto en la producción como en la comercialización del narcótico, y de los impuestos obtener recursos, para desarrollar programas de salud pública, indicando los riesgos a la salud que ocasionan el consumo de drogas.
Las campañas contra el alcoholismo y especialmente contra el “vicio” de fumar cigarrillos, está dando resultados, y es evidente que menos gente fuma, y los que fuman lo hacen en menos cantidad si comparamos con los índices del consumo de estos productos en décadas pasadas.
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Finalmente, nuestras condolencias a las familias de los efectivos del ejército asesinados en Putis, y como señalamos, replantear la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales que financian a grupos armados que asesinan a los agentes del Estado.