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lunes, septiembre 22, 2025
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El mimo: el arte que resiste en las calles

El artista Cayo Santos asegura que el mimo es una actividad que debe sembrarse desde los primeros años en las escuelas.

El mimo sigue siendo una de las formas más auténticas y personales de comunicar sin palabras. El artista ayacuchano Cayo Santos es uno de los que mantiene viva esta disciplina teatral, combinando tradición, memoria y presencia callejera.

“El mimo es un arte donde no se usa la palabra hablada, sino los gestos, las mímicas y los movimientos”, explica Santos.

Con el rostro pintado de blanco y un vestuario característico, el mimo logra transmitir emociones, contar historias y provocar reflexiones en quienes lo observan.

“Es una forma de hablar sin hablar”, añade.

Santos destaca que este arte está perdiendo espacio en la vida cultural de la ciudad.

“Ya no se ve mucho lo que es mimo, ni en las plazas ni en los colegios. Solo queda como parte de una propaganda o algo comercial”, comenta con preocupación.

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Para él, el mimo no solo debe considerarse entretenimiento, sino también una herramienta educativa y de desarrollo personal.

“Todos, sin saber, hacemos mimo frente al espejo. Pero llevarlo al escenario, a la calle, como una expresión artística, eso ya casi no se ve”, sostiene.

Santos menciona que siguió los pasos de este arte por la admiración al reconocido mimo Jorge Acuña, a quien considera un referente y maestro en su formación.

“Él empezó en la calle, con un simple círculo trazado en el suelo y su público fue formándose solo, como parte del entorno”, relata.

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Para Cayo Santos, el mimo puede y debe ser rescatado desde las escuelas, los barrios y los espacios públicos.

“Hay que enseñar mimo en los colegios, que los profesores de arte lo practiquen, que se vuelva a sembrar desde la base”, afirma.

Su propuesta es clara: devolverle al mimo su lugar como una forma de expresión accesible, libre y profundamente humana.

“No se necesita un gran escenario ni butacas. Basta un espacio, un gesto y la voluntad de compartir”, concluye.

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