Edgard Bendezú | El Parque de Fabulinka
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Niñuchas: Del 24 de este mes al 7 de mayo, se llevará a cabo la VI FERIA INERNACIONAL DEL LIBRO DE ICA, en la plaza mayor. La sorpresa es que estarán participando nuestros escritores ayacuchanos Francois Villanueva, Carlos Casas, Oscar Tumbalobos, Teodosio Olarte, Cayo Santos, Luis Ayala, Víctor Tenorio y Pedro Olórtegui. ¡Ica y Ayacucho estarán hermanados por la literatura el 1 de mayo! He aquí un fragmento de mi novela:
FABULINKA: ¡UN REINO EN PELIGRO!
¿DE POR QUÉ EL ZORRILLO, SE VOLVIÓ APESTOSILLO?
Hace muchísimos años, en una quebrada vivía el Zorro quien a veces no cumplía con la ley. ¡Era majadero y embustero! Y era además, haragán y abusivo: pasaba su vida durmiendo, molestando y quitándole los alimentos a su primo el Zorrillo. Este no se defendía ya porque una vez al intentar hacerlo, el Zorro le propinó tantos golpes que estuvo varios meses enfermo. Así pasaba su vida, triste y abatido… pero como no hay mal que dure mil años y siempre hay alguien que nos ayuda, una mañana, la Tortolita, se acercó al acongojado Zorrillo y le aconsejó que le contara sus padecimientos al Cóndor. Enterado este, se dirigió a la casa del Búho y entre los dos planificaron como darle su merecido al Zorro.
Tres días después, luego de un agotador viaje sobre las alas del Cóndor; el Búho y el Zorrillo llegaron a una quebrada donde se observaban extrañas plantas espinosas. Cruzaron entre ellas y pronto se encontraron al pie de una grieta de la cual brotaban misteriosas aguas amarillentas.
-Con que tomes un poquito de esto será suficiente -le dijo el Búho al Zorrillo-, tú mismo le darás al Zorro una lección que jamás olvidará.
-Ya no te preocupes hermanito, a partir de ahora tu primo ni querrá acercarse a ti -dijo por su parte el Cóndor.
De regreso a casa, el Zorrillo no sabía cómo iba a defenderse; lo cierto es que le habían asegurado que nunca más abusarían de él. Aún preocupado se alistaba a comer, cuando hizo su aparición el indeseable Zorro.
-¡Heeyyy primooo…!, he venido hace días y no estabas. Espero, flacucho, que tengas algo sabroso para mí, abre la puerta que tengo hambre, ¡abreee…!
– ¡Ejem…!, fue todo lo que dijo el Zorrillo, temblando.
– ¡Abre caray, que ya me estoy molestando! ¡Si no abres, tumbaré esta puerta que está debilucha como tú! -empezó a reírse burlonamente el Zorro.
Al ver que sólo el silencio contestaba, con fuertes patadas ¡pom!, ¡pom!, ¡pom!… ¡crackkk…!, derribó la puerta y entró el Zorro parándose frente al Zorrillo quien no cesaba de temblar.
– ¡Yaaa, sírveme de una vez! -dijo el Zorro sentándose para comer.
Aún con las piernas tembleques y sus muelas chocando unas contra otras, ¡tatatatata…!, el Zorrillo se atrevió a decir: “¡Nono, no te dada daré nada, sisi, si quieres coco comer tenten tendrás que trabajar y no ser tantan tan dormilón!”.
-¡¿Quééé…?! -exclamó sorprendido el Zorro-. ¡Hace tiempo que no te atrevías a contestarme! ¡Ahora vas a ver…!.
Se levantó y amenazadoramente fue acercándose al Zorrillo quien seguía temblando, y de pronto, justo cuando el Zorro estaba alzando un brazo para pegarle, de miedo, solo de miedo, el Zorrillo como nunca antes se orinó: ¡pissssssttttt…!, lanzó un disparo de líquido amarillento directo a la cara y luego al pecho del Zorro, quien al sentir un olor tremendamente desagradable ¡huácale!, no pudo soportar y corrió desesperado al río más cercano.
El pobre Zorro ¡púchika!, se bañó todo el día, refregó su cuerpo con tierra, con arena, con hojas, con extrañas plantas…pero nada. Su espalda se llenó de pequeñísimas espinas que a simple vista no se veían y paraba gritando: -¡Ayayauu… ayayauu…!
Nadie pues quería acercarse a él. “¡Apesta feo!”, decían.
Varias semanas estuvo así, andando triste y solitario sin poder desprenderse de aquel olor que se resistía a dejar su cuerpo. Comprendió que su primo había conseguido una extraña manera de defenderse y decidió nunca más molestarlo. El Zorrillo, se dio cuenta que su orina traía consecuencias desagradables; y desde entonces cuando alguien lo ataca, sólo se defiende haciendo: ¡pisssstttt…!.
Así fue pues como el Zorrillo hasta el día de hoy: ¡se volvió apestosillo!
*Solicite mi Catalogo de libros, a Ediciones Fabulinka.