El curso teórico práctico, permite a los participantes conocer la historia del café y mediante sesiones lúdicas en las que identifican los pasos del proceso productivo desde la siembra, cosecha, post cosecha y preparación del café. Asimismo, realizan el análisis físico para determinar la calidad y los defectos del grano.
Estos talleres se dividieron en dos grupos: de 6 a 10 años (niños) y 10 a 17 años (adolescentes). Las clases se desarrollan en los ambientes del laboratorio que Devida implementó en el distrito de Anchihuay y son 20 participantes del curso quienes al final recibirán la certificación y una ficha de seguimiento sobre el trabajo que realicen durante el día a día con los quehaceres de las actividades propias de sus padres caficultores. Cabe precisar que estos talleres cumplieron con las medidas de distanciamiento social, lavado de manos y el uso de la mascarilla para prevenir la propagación del Covid-19.
Para el trabajo de cata, se obtienen muestras para tostarlas y los infantes realizan la calibración de sus sentidos poniendo a trabajar la vista, el olfato y el paladar; con una cuchara personal el alumno se da a la tarea de aprender a sorber y descubren los olores a flores, sus dulces acaramelados o achocolatados.
“Como profesional me siento comprometido en despertar el interés por el café en los infantes y así sentar bases o semilleros que en un futuro próximo sean los abanderados para seguir trabajando en mejorar la calidad del café en el valle. De aquí saldrán los futuros catadores Q Grader del Vraem”, precisó Miguel Conco Sosa, Catador Q Grader y responsable del curso.