La poesía que brotó en las aulas de la reabierta Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga en 1959, estuvo presente en la VII Filay, en el homenaje a dos de sus representantes: José Antonio Sulca Effio y Marcial Molina Richter. Fue bajo el influjo de los docentes que estuvieron en los primeros años de la reapertura, quienes encontraron un terreno fértil para impulsar el amor a las letras: la poesía y la narrativa, en los entonces jóvenes estudiantes que poblaban las aulas de la casa cristobalina.
Fueron años de gran dinámica cultural, el despertar de la sociedad a través de su universidad. Julio Ramón Ribeyro, autor de “La Palabra del Mudo”, fue el primero en llegar en 1959. Luego arribarán Oswaldo Reynoso (Los Inocentes y En Octubre no hay milagros), Marco Martos con su poemario “Casa Nuestra; y Miguel Gutiérrez con “El viejo Saurio se Retira”, impulsaron la creación de grupos literarios, entre los que destacaron “Narración” y “Javier Heraud”.
Marcial Molina Richter: La Palabra de la Memoria en la VII FILAY
José Antonio Sulca Effio -ASE- destacó en el periodismo tanto escrito en Panorama como radial en la Voz de Huamanga. Fue secretario general de la Cenfepa y el primer decano del. En poesía, cultivo la poesía quechua, en la que obtuvo reconocimientos a nivel nacional.
Marcial Molina Richter, ha logrado la inmortalidad con estos versos iniciales: “Aquí nada ha pasado / nadie ha venido / ninguno se ha ido / menos nadie ha muerto”, con lo que inicia su poemario “La palabra de los muertos o Ayacucho hora nona”, que ha sido comentado y traducido a varios idiomas, creando una realidad distinta a la que se vivía en la década de los ochenta, para que el lector entienda que está sucediendo lo contrario a los que dice el poeta.
Marcial y ASE, marcaron una ruta y siguen siendo los referentes de la poesía ayacuchana del siglo XX y del presente.
El legado de José Antonio Sulca será homenajeado en la Filay