En los últimos años, se han ido descubriendo atractivos paisajísticos, que podrían convertirse en atractivos turísticos y productos turísticos.
Pero no es tan sencillo conseguir eso, y lo señalamos por dos razones. Un atractivo paisajístico o un yacimiento arqueológico, cuando se hace conocer, antes de que se tomen las medidas necesarias para preservarlo, se expone al deterioro por parte de “turistas” que llegan y, como no hay indicaciones y menos guardianes, hacen lo que mejor les parezca.
Eso ha ocurrido en distintas partes del mundo y el Perú no es una excepción. Son muchos los yacimientos arqueológicos, que una vez dados a conocer por los medios, se convirtieron en lugares visitados, y no faltó alguien que grave su nombre, pinte corazones, jure amor eterno, en los muros pre incas, incas o casonas coloniales.
Pero más daño hacen los que destruyen la fauna y flora silvestre cuando van a un lugar que es atractivo paisajístico. Hay jóvenes que llevan hondas para matar pajaritos, destruyen las telas de las arañas construidas en las pencas de tuna, tratan de agarrar lagartijas, cortan ramas de los árboles o cogen los frutos de plantas. En fin, quieren destruir, por ignorancia, la fauna y flora silvestre.
Algo de esto ha sucedido con las piscinas esmeraldas de Millpu. Se ha hecho propaganda, guías turísticos han llevado a gente a que contemplen las piscinas turquesas y se han bañado. Ese no es un lugar para que se bañen y menos utilicen jabón. Es un lugar paisajístico para apreciarlo. Si se sigue dando ese uso, estamos en riesgo de perderlo en los próximos años.
Hay bosques de rocas y lo primero que se pide es que se construyan carreteras, para que los turistas lleguen, cuando lo más apropiado, es que se construyan caminos peatonales, con paraderos o tambos, donde puedan descansar y preparar a los pobladores de la comunidad, para atender a los turistas y puedan vender agua y platos de la zona. Ese es el turismo que se requiere hacer.
A menos de una hora de Ayacucho, tenemos paisajes formados por columnas a causa de la erosión de las lluvias y el viento. Es un lugar ideal para un turismo de caminatas y podría ser declarado un parque natural, con bancas construidas de madera para quienes quieren descansar, ya que en Ayacucho no tenemos áreas como para declararlas parque natural.
Cuidar los atractivos paisajísticos de Ayacucho, no sólo para los turistas, sino para que los mismos ayacuchanos, tengan un lugar que visitar, es una tarea pendiente.