Andrés Solari | La palabra de un mudo
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Nuestra peruana vida diaria exige a todo ciudadano y ciudadana peruanos, cualquiera que sea su nivel económico y social, a darnos un tiempo para reflexionar y exigir de alguna manera pacífica que se reflexione individual y colectivamente sobre la incierta situación política que venimos viviendo desde por lo menos 20 años atrás. Cada vez se parece más a un túnel sin salida.
Esta afirmación pareciera ser altamente pesimista, al menos se hace difícil aceptarla. Años atrás muchos dijimos: “…si pues, pero esta crisis es pasajera, la superaremos …”. Realmente hemos superado varias crisis nacionales pasajeras gracias a la persistencia ciudadana en algunos casos y al acierto esporádico de ciertos cuadros políticos y de gobierno hasta el 2020, mas o menos.
Eso no quiere decir que la amenaza contra la calidad eficaz de la participación ciudadana y contra la mejora de cuadros políticos de gobierno haya desaparecido. Es más, se ha agravado, se está volviendo más evidentemente peligrosa, cínica, más impune. Estamos viviendo la descomposición país vía el deterioro diario y escandaloso de estos dos pilares de la Democracia que son la participación civil y el buen gobierno (nacional y sub nacionales).
Nuestros informantes diarios (medios de comunicación masiva) nos hacen creer que el panorama de crisis peruana también ocurre en varios países latinoamericanos y otros países del mundo.
Como dijeran nuestros tatarabuelos: “…mal de otros, consuelo de tontos…”.Dios nos concedió la vida en el Perú y al Perú y a nadie más le debemos una misión colectiva honesta y solidaria.
Otro asunto, por separado, es el concepto de las relaciones internacionales. Allí debemos actuar con la frente en alto, con conductas democráticamente ejemplificadoras y de modelo y liderazgo mundial. El Perú será la cuna de nuestros descendientes y tenemos la ineludible misión de entregarles a ellos un Perú mejor , promisorio y sostenible.
Es triste y terrorífico ver como instituciones tutelares de la Patria, como por ejemplo el Congreso, los Ministerios, los Gobiernos Regionales , diferentes instituciones claves del Estado son capturadas vulgarmente y se convierten en dictaduras autocráticas con el disfraz de democracia, gracias entre otras, a debilidades o defectos de nuestro sistema electoral, que por cierto es un Sistema no tan democrático como debiera ser, por lo menos desde el 2010 cuya reforma la planteó el JNE en el 2012 pero sigue siendo sistemáticamente desoída por los Congresos y autoridades nacionales y subnacionales elegidas, al igual que con la inversión pública para fortalecer la institucionalidad, la Transparencia y el Diálogo con la sociedad civil, que son Políticas Nacionales y Regionales desde el 2002 cuando se promulgó la Descentralización.
Actualmente constatamos que no es prioridad política para ninguna autoridad nacional y subnacional corregir aquellos entuertos viciosos, incluyendo en esa errónea conducta a instituciones civiles autoproclamadas defensoras de DDHH y principales instituciones académicas.
Esto está generando a la larga una tortuosa anemia política y de estadistas sin visión planificadora. Pareciera que ya a nadie le interesa buscar la luz en el túnel y solo les interesa acomodarse en la oscuridad de éste.
Como que estamos engendrando alianzas perversas entre actores políticos deseosos de popularidad al precio más barato posible y una ciudadanía urgida por problemas económicos y sociales del día a día.
Particularmente es irónico, doloroso que Ayacucho, denominado esperanzadoramente Cuna de la Libertad Americana , sea utilizado como parte de esa conspiración colectiva contra el desarrollo humano del país y se desalienten visiones estratégicas que promuevan la integración económica , social y cultural de nuestros pueblos más apartados y huérfanos de justicia social y económica de nuestro país y nuestra región ayacuchana.
Nos están acostumbrando a la lectura policiaca , pues ahora leer sobre política es como leer la página policial de cualquier diario.
Las diferentes, cínicas inconductas penales de muchos actuales congresistas y otras autoridades mayores y menores, periodísticamente son mas rentables que cualquier noticia aplaudible.
No sé cómo, pero esto debe de cambiar con urgencia sin necesidad de muertes ni violencias. Es necesaria una sensatez colectiva pero eficaz para un buen gobierno.