abundante comida y trago, con procesiones y sus respectivas corrida de toros. Estas fiestas son motivo de retorno a la santa tierra y de reencuentros familiares y amicales. Los pueblos se llenan de gente, alegría y colorido, después de estar por mucho tiempo en silencio como un pueblo fantasma, donde solo habitan niños y ancianos.
Lo mismo ocurre con la ciudad de Ayacucho. Su Santo Patrón original es San Juan porque se fundó esta ciudad, primero en Huamanguilla, con el nombre de San Juan de la Frontera de Huamanga, luego, como San Juan de la Victoria de Huamanga, en homenaje a la Batalla de Chupas donde los realistas españoles derrotaron a los almagristas, allá por 1542. La celebración de la fiesta patronal en honor a San Juan se empezó a perder con el tiempo en la ciudad, excepto en el distrito de San Juan Bautista. Por el contrario, la Semana Santa, que siempre se ha celebrado de manera apoteósica, se convirtió en la fiesta patronal de facto de Ayacucho, fecha en que retornan muchos ayacuchanos que viven en diferentes lugares del Perú y del mundo para reencontrarse con sus amigos y familiares que no han vista en años, para reforzar lazos de amistas y consanguineidad, para conocer a los nuevos miembros de la familia, entre otros, donde rememoran momentos y anécdotas vividas
Asimismo, esta gran fiesta patronal es una bendición para Ayacucho, ya que es la única oportunidad en que miles de turistas llegan a Ayacucho, gastan su dinero ganado en otras regiones en alojamiento, alimentación, artesanías, viajes al interior de la región, etc. beneficiando a todos los sectores productivos de la región, inyectando millones de soles a la débil economía ayacuchana. Este gran movimiento económico los genera la fiesta patronal, las costumbres, la cultura viva de Ayacucho. Es por ello que sostengo que el único recurso que Ayacucho dispone en el corto plazo para lograr su desarrollo en el largo plazo es el recurso cultural y turístico. Se debe evaluar la manera cómo utilizar estos recursos para que los turistas visiten Ayacucho en cualquier época de año y que el efecto multiplicador de los gastos que realicen creen empleo de manera sostenibles.
– En los últimos días, en las redes sociales y los diarios se quejan de que los precios altos de los pasajes hacia Ayacucho y de los alojamientos desalientan a los turistas a venir hacia esta maravillosa tierra, optando por otros destinos más baratos. Puede ser cierto, pero también desanima venir a Ayacucho la cancelación de actividades no religiosas que entes se desarrollaban en el Centro Histórico de la ciudad y que atraían a los muchos turistas. No se trata de desaparecer actividades o eventos con la excusa de que la Semana Santa perdería de denominación de Patrimonio Cultural de la Nación sino de saber gestionar y organizar las fiestas no religiosas, que son costumbres del pueblo.