Andrés Solari | Palabras de un mudo
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En una sociedad ocurren pasiones u obsesiones de diferentes índoles, discrepantes pero llevaderas a la discusión sensata, razonable, a la opinión de la ciudadanía receptora. Por ejemplo, la pasión u obsesión por el fútbol o por un equipo determinado que a veces, en ciertas temporadas, produce oleajes sociales que se convierten en fanatismos desconcertantes. Fenómenos psico sociales que son problemas de difícil interpretación científica para psiquiatras y psicólogos y demás gente sensata.
En Política se ha hecho costumbre en las autoridades nacionales aprovechar esas pasiones para desviar la atención masiva y no tratar problemas de coyuntura de estratégica importancia. El columnista de un medio escrito cumple la función mediática de hacernos recordar temas que frentes interesados, grupos políticos, autoridades regionales, nacionales y municipales desean que se encarpeten en el olvido, especialmente con la legislación reformista de la descentralización del Estado Peruano, dictada a partir de fines del 2002.
Intención malévola, delictuosa y hasta genocida que mucho tiene que ver con los altos índices de corrupción en todo nivel estatal y con los frecuentes desaciertos de la administración pública. Se agudiza el problema cuando nos percatamos que las dependencias públicas estatales arracimadas en la Presidencia del Consejo de Ministros – PCM, encargadas de supervisar el cumplimiento de esta legislación reformista descentralista, no explica, ni escucha ni menos supervisa.
Todo ello crea una crisis de desconfianza y deterioro de la democracia representativa y en el descrédito de la calidad moral de los resultados de los comicios electorales que se realizan. Nada es casual en nuestra política peruana. No hay estructuras democráticas definidas que permitan eficacia a la opinión ciudadana organizada pacíficamente y es allí donde entonces aparece la violencia y se evidencia un paulatino deterioro de esta democracia.
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Por eso veo con agrado y esperanzas cuando alguien nuevo aparece como Columnista en un medio o se afianza como tal. No necesitan ser expertos en el tema que escojan solo necesitan escribir con sentimientos honestos para quien crea pueda interesarle su opinión – mensaje. Solo necesitan intentar despertar curiosidad y proporcionar una verdad que pueda hacerte cambiar de idea, darte una respuesta o provocar una reflexión sobre algo, no necesariamente que cambies de opinión, pero sí generar opinión argumentada y dialogante que forme parte de tu identidad propia.
No necesitan ser de “derecha “ o “izquierda” porque eso ahora ya es confuso, gaseoso, estamos viendo a políticos de izquierda actuando como de derecha y viceversa. Cambian de colores como el camaleón, según la ocasión. Actualmente esos adjetivos lo único que hacen es que se expanda el miedo aceleradamente.
Esas definiciones utilitarias de izquierdas y derechas ahora ya son obsoletas, le hacen perder su real majestad e imperio al razonamiento honesto, crítico pero honesto, a la Verdad, al Derecho y a la Solidaridad. Estamos percatándonos que al Gobierno Nacional y a los Gobiernos Regionales y la mayoría de sectores del Congreso ya no les interesa convencer ni orientar a la ciudadanía.
Están convencidos que pueden hacerlo todo impunemente. Su sentido del olfato les confirma que ya son impopulares y esa actitud de indiferencia les sirve como refugio ante ciertas protestas de insatisfacción popular que pudiéndose resolver de consenso y diálogo , no se hace porque, valgan verdades, el liderazgo ciudadano continúa debilitándose.
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Ya sabemos que actualmente no existe liderazgo político de las organizaciones políticas, lo que refleja la debilidad ciudadana aludida. Ambos factores, en síntesis, están procreando un sentido de edificar un país pero sin visión política de País. Cada vez más el Perú se está convirtiendo en problemático.
Hay que evitar, por lo menos, de estar peor. Termino diciendo que cada quien puede ser un Columnista sin necesidad de que un medio de difusión te acoja. Solo basta decidirse a opinar abiertamente, con argumentos y solidariamente, criterios pedagógicos de por medio, para exponer en el entorno que cada quien frecuenta (vecindad, gremio, institución, círculo de amistad, Iglesia, etc.).