¿Tenía prevista la derecha la reacción de la población ante la vacancia de Pedro Castillo?
> Fiscalía alertó esta grave falta del personal.
✍️ Juan Francisco Camborda
con Patricia Juárez, quien le rindió un informe de sus coordinaciones con las bancadas de la derecha para vacar a Castillo. No tenían los 87 votos, pero si los 67 votos suficiente para suspenderlo en sus funciones por un año.
La decisión de Castillo dio lugar a una sesión extraordinaria citada por el presidente del congreso, quien de inmediato dio lectura a una moción de vacancia a Pedro Castillo por infracción constitucional al intentar cerrar el congreso. Esta moción, procesalmente es írrita, porque las mociones de censura requieren como mínimo 26 votos y sólo fue firmada por el presidente.
Puesto en debate la moción, cuyo texto no fue entregado a los congresistas, se procedió a la votación y los resultados fueron 102 votos a favor. En situaciones normales se requiere de 2/3 de los votos, es decir 87. Para una situación extraordinaria, como la que se di{o en ese momento, se requiere de 5/6 partes del pleno del congreso, es decir, de 104 votos. Pese a estas deficiencias, se dio por aprobado la vacancia del presidente.
Ese mismo día, sin que se haya publicado en una edición extraordinaria en las normas legales del diario oficial El Peruano, la resolución del congreso de vacar al presidente y designar como sucesora a la vicepresidenta Dina Boluarte, esta juramentó como presidente del Perú. De facto, es presidente, pero legalmente el propio congreso ha transgredido la constitución y su propio reglamento.
Pero además, sin que se haya terminado la votación en el congreso, el entonces presidente fue detenido por los policías encargados de su seguridad y llevado al local de la Prefectura de Lima, donde permaneció detenido, mientras su familia llegaba a la embajada de México solicitando asilo político.
La decisión de Castillo dio lugar a una sesión extraordinaria citada por el presidente del congreso, quien de inmediato dio lectura a una moción de vacancia a Pedro Castillo por infracción constitucional al intentar cerrar el congreso. Esta moción, procesalmente es írrita, porque las mociones de censura requieren como mínimo 26 votos y sólo fue firmada por el presidente.
Puesto en debate la moción, cuyo texto no fue entregado a los congresistas, se procedió a la votación y los resultados fueron 102 votos a favor. En situaciones normales se requiere de 2/3 de los votos, es decir 87. Para una situación extraordinaria, como la que se di{o en ese momento, se requiere de 5/6 partes del pleno del congreso, es decir, de 104 votos. Pese a estas deficiencias, se dio por aprobado la vacancia del presidente.
Ese mismo día, sin que se haya publicado en una edición extraordinaria en las normas legales del diario oficial El Peruano, la resolución del congreso de vacar al presidente y designar como sucesora a la vicepresidenta Dina Boluarte, esta juramentó como presidente del Perú. De facto, es presidente, pero legalmente el propio congreso ha transgredido la constitución y su propio reglamento.
Pero además, sin que se haya terminado la votación en el congreso, el entonces presidente fue detenido por los policías encargados de su seguridad y llevado al local de la Prefectura de Lima, donde permaneció detenido, mientras su familia llegaba a la embajada de México solicitando asilo político.
En Andahuaylas comenzó la protesta
La elección de una paisana, en otras circunstancias habría sido recibida con danzas y ceremonias de reconocimiento, pero sucedió todo lo contrario. La gente salió a las calles a protestar por la vacancia de Castillo, a quien ellos habían elegido como su presidente, y repudiar a su paisana, Dina Boluarte, a quien comenzaron a llamar la usurpadora. Pero, no fue una simple protesta, Se inicio la cuenta de los muertos en las manifestaciones por disparos de balas de las fuerzas del orden.
Arequipa, una región que tiene costa y sierra, también salió a las calles y se registraron muertes. Pero en el mes de diciembre, el caso más sonado fue en Ayacucho, donde el ejército realizó disparos a discreción contra jóvenes que intentaban tomar el aeropuerto. El saldo fue de 10 muertos y más de 50 heridos de bala.
La semana de navidad trajo cierta calma, pero se percibía el malestar de la población en los barrios populares y las redes se llenaron de discursos de odio, de ambas partes, una de ellas la pronunció un congresista, ex marino, que señaló que había que eliminar a todos los revoltosos, que eran terrucos comunistas. Y en el lenguaje militar, eliminar es matar al enemigo. De un momento a otro, los peruanos que no aceptaron a Dina Boluarte fueron considerados enemigos de las fuerzas armadas y la policía.
La tregua de navidad duró hasta el 4 de enero. Ese día, fue Juliaca y Puno quienes salieron a las calles a protestar contra el gobierno de Dina Boluarte, pidiendo su renuncia a la presidencia, el cierre del congreso y la convocatoria a elecciones inmediatas. El saldo fueron 19 muertos y en el entierro de los mismos, una multitud de cien mil personas acompañó a “los héroes de la democracia” como fueron calificados.
Pese a los casi 50 muertos, el gabinete de Alberto Otarola alcanzó el voto de confianza, de parte de los partidos de derecha y extrema derecha y en voto en contra de la izquierda. Se ha iniciado un gobierno cívico militar, que durará hasta que Dina Boluarte les sea útil.
La solución a la crisis no se vislumbra mientras Dina Boluarte no renuncie y ella ha señalado que no va renunciar. Los que la apoyan: Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza Perú, Acción Popular y Alianza para el Progreso, buscarán mantenerla hasta las elecciones convocadas para el 2024.
El país está profundamente escindido. Y en los discursos de odio en las redes sociales salen a flote todo el racismo de la aristocracia e incluso de un grueso sector de la clase media, calificando, a través de los medios concentrados, de terroristas y comunistas a todo el que pida una asamblea constituyente, la renuncia de Boluarte y la renuncia de la mesa directiva, para que se elija a una persona que no tenga ese discurso de odio que lo tienen los más visibles voceros de la derecha peruana.
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