Al cierre de la presente nota, se conoció ninguna autoridad y/o funcionario se constituyó al lugar para prestar apoyo a los damnificados que lo perdieron todo y no tienen dónde pasar la noche. Los pocos bienes que adquirieron con mucho esfuerzo se quemaron.

Las viviendas estaban construidas con madera y calaminas, lo que hizo que el fuego se expandiera rápidamente. De milagro no se reportaron daños a la salud de las personas.

Entre las familias afectadas figuran Nieves Rondinel Ramos (tienda de abarrotes) Alfredo Ramos Sánchez (mecánica de motos) y Wilber Mendoza Cruz (agricultor). Lo que quiere decir que no solo perdieron enseres sino sus materiales y/o productos con el que se ganaban la vida.

Se supo, además, que a la hora en que ocurrió el incendio no había agua, por lo que los vecinos provistos de tinas y baldes tuvieron que trasladarla desde un manantial de la zona para ayudar a controlar el fuego.

De no ser así, se habrían registrado más daños, la falta de fluido eléctrico fue otro de los problemas.