Han pasado largos meses desde aquel diciembre de 2024, cuando el cuerpo sin vida de Ruth Manyavilca Palomino (23) fue hallado en el cauce del río Ene, en el centro poblado de Tununtuari, distrito de Vizcatán del Ene. Desde entonces, una pregunta sin respuesta atormenta a su familia: ¿dónde está el pequeño Ismael Santiago Ccaico, su hijo de apenas 4 años, quien desapareció junto a ella?
La incertidumbre ha sumido a toda una familia en una búsqueda desesperada que aún no cesa. Con esperanza en el corazón, pero con el miedo como sombra constante, los deudos no descansan y siguen tras cualquier pista que pueda conducir al menor.
La más reciente los lleva hasta Chala, en la región Arequipa, donde, según informaciones preliminares, la policía habría ubicado hace unas semanas a un niño de características similares, quien habría sido entregado luego a una familia.
Sospechas que apuntan al padre
En el centro de esta tragedia hay un nombre que resuena con dolor y rabia: Alfredo Ccaico Cconocc, el padre del pequeño Ismael. Para los familiares de Ruth, no hay duda de su responsabilidad. Aseguran que meses antes ya había intentado acabar con la vida del niño: habría mezclado veneno para ratas con yogur para envenenarlo. Aquel intento fallido, que ya revelaba una conducta peligrosa, fue apenas un presagio del horror que vendría.
Según relatan sus allegados, Alfredo tendría al menos dos antecedentes por agresión e intento de homicidio contra su propio hijo. Este historial de violencia no fue suficiente para evitar lo que hoy consideran una tragedia anunciada.
Una desaparición en medio de violencia y dolor
Ruth había sido reportada como desaparecida por sus parientes en el distrito de Samugari, provincia de La Mar (Ayacucho), lugar donde residía junto a su hijo. Las autoridades iniciaron la búsqueda, pero fue la propia comunidad de Tununtuari la que encontró su cuerpo flotando en el río, sin señales claras sobre lo sucedido.
La madre y el niño estaban juntos cuando desaparecieron. Hoy, solo uno ha sido hallado, y sin vida. El paradero de Ismael sigue siendo un misterio que desgarra a su familia.
Con cada día que pasa, la esperanza de encontrar al menor con vida se mezcla con el temor de que ya sea demasiado tarde. Pero su familia no se rinde. En su corazón persiste la fe de que el niño esté con vida y que alguien pueda tener información sobre su paradero. Claman por justicia, por respuestas, por no permitir que el caso de Ismael quede en el olvido.
La posibilidad de que el niño haya sido llevado a Chala y entregado a otra familia sin verificar su identidad ha encendido una nueva alerta de búsqueda. Pero también plantea serias dudas sobre los procedimientos y el control que ejercen las autoridades en casos de menores desaparecidos.
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