En la entrada de la localidad de Chinkiray, distrito de Vinchos, en Huamanga, el zumbido de las abejas era hasta hace poco el sonido de la esperanza. Allí, don Quintiliano Vallejo Yupanqui y su esposa Vilma Cárdenas, dos adultos mayores que apostaron por la apicultura como camino para salir de la pobreza, habían construido con esfuerzo y sacrificio un pequeño emprendimiento familiar: la producción de miel.
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Ese proyecto, que nació del deseo de dejar un mejor futuro a sus hijos y nietos, fue consumido en cuestión de horas por la fuerza implacable de la naturaleza. Una helada repentina cayó sobre la zona y destruyó por completo las colmenas. Las abejas, fruto de años de dedicación, murieron congeladas, dejando tras de sí un panorama desolador.
El golpe no solo fue emocional, sino también económico. Con la ilusión de crecer, don Quintiliano había solicitado un préstamo bancario para invertir en herramientas y ampliar la producción. Hoy, tras la tragedia, la familia no solo perdió su único sustento, sino que enfrenta una deuda que amenaza con hundirlos aún más en la desesperanza.
“Era nuestra vida entera, nuestro trabajo, nuestro sueño”, se lamentó Vilma entre lágrimas, mientras contempla los restos de lo que fueron las colmenas. En su voz se mezcla la tristeza y la incertidumbre de no saber cómo seguir adelante.
La comunidad de Vinchos reaccionó con solidaridad y desde el municipio distrital se hizo un llamado a la población para apoyar a la pareja, recordando que cuando una familia sufre, todo el distrito debe unirse como uno solo corazón.
Hoy, la historia de don Quintiliano y doña Vilma no solo es la de una pérdida, sino también la de un pueblo que enfrenta la adversidad unido. En medio del frío que arrebató su sustento, el calor de la solidaridad puede ser el abrigo que necesitan para levantarse nuevamente y seguir soñando.
Los aportes solidarios pueden canalizarse a través del Yape: 918 782 501 (Quintiliano Vallejo Yupanqui) o a la cuenta BCP: 220 10833975 009 a nombre de Quintiliano.
Las inclemencias climatológicas también están afectando a otras comunidades, quienes dependen de la agricultura y ganadería.
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