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miércoles, octubre 1, 2025
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La política desde una perspectiva histórica cultural | Opinión

Mario Zenitagoya | Otra Mirada
prensa@jornada.com.pe

“En cierta medida la corrupción es un asunto cultural y lo peor que le puede pasar a una sociedad es acostumbrarse a ella”. Fernando Savater. Filósofo, maestro y escritor español (21de junio 1947)

En el Perú hay una discusión frecuente sobre la “crisis política“ en que vivimos o la llamada “fragilidad de nuestra democracia” o “la débil gobernabilidad”. La historia muestra que nunca tuvimos una democracia fuerte, sólida, y ésta es una forma política reciente. No debemos olvidar que el establecimiento del Estado, aún sean exitosos, ha sido una historia violenta, que buscó eliminar esas diferencias regionales y culturales, como ha ocurrido en otros países. Nuestro país, continúa con esa larga historia, porque los antagonismo persisten, no tenemos una nación, sino un conjunto de nacionalidades (lo dijo Basadre), por ello estamos falta de una real integración nacional.

Hay ejemplos que ha recogido nuestra historia: el proceso de la colonia, las reformas que implantó, la respuesta de los peruanos con los levantamientos indígenas, caso Túpac Amaru. Oscar Espinoza de Rivero, plantea un panorama frente a lo que llamamos ciudadanía diferenciada, la situación de los indios, criollos y mestizos al establecer la república peruana, que aparentemente eliminó pero solo formalmente la distinción entre éstos. Ahí está la proclamación simbólica de la “independencia del Perú” por San Martín, en los hechos reales nunca hubo un cambio en las relaciones de convivencia. Actualmente lo observamos, la discriminación continúa, la propia clase política y políticos tienen en “agenda” aquello de “ciudadanos de primera y segunda categoría”.

Perú entre los países más corruptos | Opinión

En el presente siglo XXI, persiste la preocupación del problema de la identidad nacional y la discusión sobre nuestra diversidad cultural, los derechos de los pueblos indígenas. Lo que tenemos es un problema de convivencia social, poder entender de “cómo queremos vivir juntos” a pesar de nuestras diferencias. Aún no estamos organizados políticamente, menos sabemos que tipo de Estado queremos en nuestro país. Aún no tenemos la integración nacional, las diferencias están en pie, como aquellos que pregonan eso de “ciudadanos de primera y segunda categoría”, acota Espinoza de Rivero.

Para Víctor Hortel, una de las amenazas para la democracia, es la corrupción; hay gravísimos precedentes, como en los años ochenta y noventa que se han apreciado en distintos países, donde este flagelo fue generalizado desestabilizando la institucionalidad, como el caso de Italia, donde todos buscaban beneficiarse de alguna manera, y en América Latina tenemos a Argentina, considerado como uno de los países con mayor corrupción.
La forma más grave de corrupción, actualmente es la corrupción política y las distintas formas de mafia internacional. Nos encontramos- como manifiesta -Hortel- con la globalización de la corrupción, la misma que debe merecer respuestas globales para su erradicación, siempre y cuando haya “voluntad política”.

Actualmente, la corrupción es mucho más sofisticada, de acuerdo a la modernidad, se va tornando invisible, discreto, que los códigos penales no llegan a encuadrarla correctamente y ello es preocupante.

Un criterio certero, es la que afirma la profesora Bárbara White-Harris, de la Universidad de Oxford, al señalar que “la corrupción no se reduce al soborno, sino que se extiende a la evasión fiscal, a la explotación laboral, y distorsiona la ética que debe regir una sociedad”.

Se debe tomar mayor conciencia y conocimiento de las secuelas de este mal social, que ya controla el aparato estatal. Muestra de ello son las acciones del actual gobierno y aliados que se consideran los “nuevos dueños del Perú”.

Politólogos ern su mayoría manifiestan que se requiere mayor nivel de salud social a la conducción política, y si está corrompida podría convertirse en delincuencial. Como dice Weber, tenemos que distinguir entre una “ética de la convicción y una ética de la responsabilidad”.

La lucha contra la corrupción es sinónimo de hacer prevalecer los derechos humanos.

El presente año 2025, sabemos por los expertos politólogos y economistas, en que, parará todo este desmán político-administrativo de nuestras Instituciones, “enviadas al diablo, por demonios políticos”.

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