Mario Cueto | Opinión de Miércoles
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Celebramos la Navidad, el nacimiento de Jesús, que debemos entender como el reencuentro con la vida y ello, como cristianos, debiera significar trabajar por el respeto y defensa de la vida y la salud de las personas, particularmente de aquellos sectores vulnerables, rodeados de un espíritu de amor, solidaridad, paz y justicia
Aquí surge la dificultad para la mayoría de cristianos. Celebramos la llegada de Jesús, atentando precisamente contra la vida de los seres vivientes, afectando, dañando, el cuerpo, salud y la vida de tantos niños, criaturas que sufren de autismo, como lo señalé en el comentario anterior, y no renunciaré a insistir, precisando que atentamos también contra la salud y la vida de las personas mayores, de los ancianos, de las madres gestantes y, de los indefensos animales, pese a que la mayoría decimos apreciar y cuidar como mascotas; es decir, somos incoherentes, con un grado de hipocresía, porque el uso de fuegos artificiales, las detonaciones que ocasionan ruidos de 300 decibeles, el triple de lo que como el ser humano puede tolerar,. El uso pirotécnico, seguramente a muchos nos divierte, nos distrae y emociona, pero no pensamos en el daño y la falta de respeto a esas personas que ya señalé y a los propios indefensos animalitos.
También esta incoherencia y falta de respeto a las personas, se da a otro nivel y modalidad, especialmente laboral, en que se incurre en abierta discriminación, pues los autoritarios e ineptos congresistas, perciben como aguinaldo un sueldo, mientras los demás servidores públicos, solo 300 soles. En las canastas o bolsas navideñas, se incurre igualmente en falta de respeto al trabajador. Por ejemplo, en la Universidad de Huamanga, desde hace unos años, por disposición del entonces rector Homero Ango, no se entrega la bolsa navideña a los pensionistas, mientras que, en el Hospital Regional, dirigido por el hijo del rector mencionado, se entrega sólo a los administrativos, mientras que el personal técnico y profesional de salud, quedó marginado, pese a ser los que generan ingresos económicos.
Finalmente en los colegios profesionales, pese a tener ingresos por incorporaciones, otorgamiento de certificados de habilidad y aportes de sus agremiados, pocos se hacen presentes en favor de sus integrantes, otros, como el CIP, por tercer año, no entrega bolsas navideñas, argumentando destinar los recursos a obras del centro recreacional, del que la mayoría de ingenieros, no se ha de beneficiar por la distancia, sin embargo, las fiestas y reuniones sociales así como los viajes y donaciones, se dan a todo dar.