Corría noviembre de 1984. En la comunidad de Polanco, distrito de Tambo, en la provincia de La Mar, la violencia política se respiraba en cada rincón. Esa tensión alcanzó de manera trágica a Vicenta Huamán Carbajal, una mujer de 60 años, y a su pequeña nieta de apenas 6.
Según la investigación de la Segunda Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Ayacucho, en un operativo de patrullaje conjunto entre efectivos de la Marina de Guerra del Perú y miembros de rondas campesinas, ambas fueron sorprendidas en su humilde vivienda, ubicada en el paraje de Chaupihuaycco.
En un intento desesperado por proteger a la niña, Vicenta se interpuso frente a los hombres armados. Su valentía no bastó. Madre y nieta fueron ejecutadas de un disparo en la cabeza, en un acto que reflejó la brutalidad de un conflicto que arrasó con vidas inocentes.
Días después, sus familiares hallaron los cuerpos y, con el temor latente de un posible regreso de los victimarios, se vieron obligados a enterrarlos en las inmediaciones de la vivienda. Durante décadas, la familia cargó con el dolor y el silencio, esperando justicia.
Cuarenta años más tarde, en septiembre de 2025, un equipo de la Fiscalía, junto con el Equipo Forense Especializado (EFE) logró recuperar los restos humanos en presencia de sus descendientes. El momento fue doloroso, pero también un acto de dignidad y memoria.
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