La coalición oficialista ya ha presentado su lista para la nueva Mesa Directiva del Congreso, la cual, según fuentes parlamentarias, contaría con los votos necesarios para ser electa. La presidencia recaería en José Jerí, de Somos Perú, agrupación que reemplaza a Alianza para el Progreso (APP), partido que ocupó la presidencia en tres ocasiones anteriores.
La primera vicepresidencia quedaría en manos de Fuerza Popular, representada por Fernando Rospigliosi; la segunda sería nuevamente para Waldemar Cerrón, de Perú Libre, y la tercera vicepresidencia estaría a cargo de Ilich López, de Acción Popular.
APP habría optado por no liderar la Mesa Directiva en este periodo preelectoral, posiblemente para evitar un mayor desgaste frente al desprestigio del Congreso y del gobierno, ambos con apenas 2 % de aprobación según encuestas recientes. Sin embargo, César Acuña mantiene su apoyo a la línea de continuidad.
De concretarse la elección, Waldemar Cerrón se convertiría en el único congresista en asumir la segunda vicepresidencia por tres periodos consecutivos. Mientras otros partidos rotan a sus representantes en la dirección del Legislativo, Perú Libre insiste en mantener a figuras del entorno más cercano a la familia Cerrón, propietaria de la sigla partidaria.
Resulta llamativa la coincidencia de Cerrón con Fernando Rospigliosi, dos figuras provenientes de corrientes marxistas que hoy convergen bajo el liderazgo fujimorista en el Congreso. Rospigliosi militó en los años setenta y ochenta en Vanguardia Revolucionaria, agrupación de izquierda radical que abogaba por la revolución armada.
Luego pasó por Izquierda Unida y otras expresiones de izquierda moderada, hasta convertirse en un férreo crítico del fujimorismo. Actualmente, sin embargo, es uno de los principales voceros de Fuerza Popular.
Por su parte, Perú Libre y los Cerrón han transitado de un discurso comunista a una alianza con el gobierno de Dina Boluarte, el fujimorismo, y otras fuerzas conservadoras, pese a que formalmente siguen reivindicándose como “marxistas”. Al igual que el APRA, su discurso parece más una herramienta de confusión que una posición ideológica coherente. En esa línea, Cerrón ha defendido públicamente a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides.
Analistas consideran que la subordinación del cerronismo a los sectores más conservadores y autoritarios del país podría llevarlo eventualmente al aislamiento político.
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