El dirigente reiteró que Ayacucho debería declararse en emergencia por déficit hídrico y sequía, la misma que deberá estar acompañada de recursos económicos para asistir a los hombres del campo, porque de lo contrario solo se convertiría en un consuelo sin efectividad.
“Ayacucho fue declarada en emergencia en tiempo de la pandemia, pero lamentablemente cuando esto no se acompaña con recursos económicos es simplemente una situación de consuelo y no se realiza un apoyo efectivo que merece la situación”, mencionó.
A la fecha, uno de los principales inconvenientes es que la mayoría de alcaldes provinciales o distritales- en su condición de secretarios técnicos de Defensa Civil de su localidad- no vienen cumpliendo con remitir de manera oportuna la información de los daños.
Todo ello dificulta a que se apruebe esta declaratoria que recae directamente en el Ejecutivo, para lo cual se tienen que cumplir con una serie de normativas nacionales.
Finalmente, el representante de la FADA precisó que se requiere presupuesto para llevar agua en cisternas a las zonas afectadas, además de garantizar la alimentación del ganado mientras se regulariza el período de lluvias.
De no ser así, se corre el riesgo de que los agricultores no puedan recuperar por lo menos su capital. La muerte masiva de animales menores es otra de las amenazas.