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sábado, 3 junio, 2023
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Entre la verdad y la propaganda | Editorial

Editorial | Jornada
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Hoy se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Lo celebramos en un momento en que la verdad ha sido reemplazada por la manipulación de la información, y la prensa ha perdido la libertad, dando paso a los intereses empresariales, de quienes manejan la información como una mercancía.

La gran prensa mundial, está en manos de grupos plutocráticos, que no sólo manejan la prensa escrita, sino también la radio y la televisión y el internet. Y, con el poder que tienen, deciden lo que nosotros vemos, leemos, escuchamos, y construyen verdades, medias verdades e incluso noticias falsas.

Hablar de libertad de expresión hoy en el mundo, salvo en la prensa independiente, es una farsa. En el caso peruano, la gran prensa concentrada del grupo comercio, tiene el diario ás vendido del país: El Trome y cumple con todos los elementos de un periodismo dirigido a convertirnos en el rebaño sumiso.

El contenido de este tipo de diarios –el Perú no es la excepción-, es en las “democracias occidentales” el equivalente al garrote de las dictaduras. Todo el contenido, en el caso peruano, tomando como ejemplo el Trome, lo que busca es que los peruanos vivamos con miedo, con temor, como si fuera una sociedad violenta, la más violenta.

Y no es así. Lima es una de las capitales de los países del mundo con menos crímenes, pero los medios nos presentan desde que encendemos la televisión, imágenes de crímenes, el llanto de los familiares, las personas atropelladas o a los violentistas que están en marchas.

Esa información policial se complementa con la vida íntima de la farándula, que es el corrillo en las familias, preocupadas en los celos, traiciones, enamoramientos, los juicios de parejas, cosas totalmente intrascendentes, pero no dicen nada de lo que importa en realidad en el país.

El ejemplo más claro de la “libertad de expresión” en occidente, es que está prohibido el canal ruso RT, y sólo pueden enterarse de los que pasa en Ucrania, por lo que dicen los medios occidentales, sean españoles, alemanes o británicos.

Y, en la otra parte del mundo, en Rusia no se conocen las noticias que vienen de occidente. Los rusos no saben lo que sucede en el frente de batalla.

Así, difundir la verdad, que es la responsabilidad de los periodistas, queda relegado a un segundo plano, y la libertad de Prensa desaparece. Eso ocurrió durante las protestas sociales en el Perú, mientras la prensa independiente denunciaba los asesinatos, la gran prensa, hablaba de vándalos y terroristas.

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