Pável Huaripuma | Pienso, luego existo
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Cuando casi pareciera el cese de las lluvias y al mismo tiempo el incremento de la radiación solar, de niveles extremadamente altos, podríamos entender que es de todo mal para la salud el estar expuestos a la luz. Siendo el cáncer de piel uno de los más prevalentes en el mundo, debido principalmente a la exposición exhaustiva a los rayos ultravioleta quienes son los que degeneran las células y condicionan a la mutación de los genes de las células de la piel, donde se presentan manchas que podrían luego estar relacionadas a un caso nuevo de cáncer.
Pues no todo parece malo, en la cual existe una vitamina donde los rayos del sol intervienen para poder sintetizarlo (fabricarlo), claro está con una exposición moderada a los rayos del sol. Son diversas las formas en que podemos obtener vitamina D, ya sea por la alimentación, o bien mediante la exposición directa de la piel a la luz solar. Debido a esta última fuente, la vitamina D es conocida como la “vitamina de la luz del Sol”.
Una exposición adecuada a la luz del sol entre 15 a 30 minutos, dos o tres veces por semana, podría ser necesaria para alcanzar niveles óptimos de vitamina D. Sin embargo, para sintetizar la vitamina D debemos ingerirla previamente, con alimentos que son ricos en dicha vitamina: Pescados grasos (el atún, la trucha y la caballa), huevos, hígado, los champiñones, leche y cereales, son excelentes fuentes de vitamina D.
La vitamina D es una vitamina liposoluble cuya principal función en el organismo es la regulación del metabolismo calcio-fósforo. Las 3 principales fuentes para su obtención son la radiación ultravioleta, la alimentación y la suplementación. La piel, a través de la radiación solar, proporciona el 90% de la vitamina D que necesitamos. En casos deficitarios se han de repasar los hábitos de exposición solar, alimentación y se ha de valorar la suplementación farmacológica. Lo primero que hay que resaltar es que, pese a su nombre, la vitamina D no es una vitamina sino una hormona, con nuevas investigaciones y el detalle de su estructura molecular, se determinó que se trataba de una hormona.
Entre sus propiedades se ha demostrado que regula la cantidad de calcio y fósforo del organismo, y estos son esenciales para el crecimiento y mantenimiento de huesos, dientes y músculos. La vitamina D lleva años siendo una fuente de interés debido a sus beneficios para el sistema inmunológico de nuestro cuerpo y su importancia para la salud de nuestros huesos.
Dicho lo cual, la mejor receta para tener vitamina D en el organismo es ingerir alimentos que lo contengan y estar expuesto al sol en dosis moderadas para lograr sintetizarla correctamente. La exposición directa obviamente es perjudicial, para ello se debe usar sombrero o gorras, así como la propia ropa que ayuden a cubrir las partes blandas del cuerpo, podría acompañarse de un bloqueador en crema que ayude a evitar la deshidratación de las células.