En un artículo publicado en la Revista Ideele, Rocío Silva Santisteban utiliza un término de Eduardo Gudynas, que es la necropolítica. Se refiere básicamente a los gobiernos que necesitan matar a sus enemigos, reales o inventados, pero eso es propio de dictaduras, como algunas que todavía perduran en África y que tiñeron de sangre el cono sur en las décadas del sesenta y setenta.
Pero estamos en democracia. El gobierno de Alberto Fujimori, era formalmente una democracia porque era elegido, en elecciones amañadas o no, pero por los robos que cometió, por la forma como eliminó a sus enemigos, no sólo con el grupo Colina , sino especialmente con los diarios chicha, y el uso indebido del poder, concentrado en la salita del SIN, recibió el título de gobierno de la cleptocracia, es decir, un gobierno criminal, del la mafia que roba, corrompe y mata.
El gobierno de Dina Boluarte se sustenta en la Constitución del Perú de 1993, y por tanto su gobierno es legítimo porque reemplaza a Pedro Castillo, que fue vacado por intentar un golpe de estado. Siendo ella la vicepresidenta, le correspondía tomar el mando del país. Hasta allí, todo esta claro.
Pero su gobierno se sustenta en el terror, que se ha impuesto nen la sociedad luego de la muerte a balazos de 49 peruanos. Ha logrado, con otros muertos más, como los soldados que fueron obligados a cruzar las aguas heladas del rio Ilave, que no le tiembla la mano cuando hay que dar ordenes para que alguien muera. Como el César, que bajaba el dedo para que el gladiador triunfante ultime al gladiador derrotado.
Este tipo de gobierno, no puede denominarse necropolítica, sino necrodemocracia, es decir, una democracia que se sustenta en un congreso que hace la vista gorda de los asesinatos, e incluso hay congresistas que aplauden que se haya matado a esas personas, porque eran “comunistas”, “terrucos”, “indios ignorantes” y otros adjetivos más.
La presidenta se dirige en quechua y dice que ella se siente dolida porque también es serrana. Serranos eran los gamonales que explotaban a la población indígena, a los yanaconas y pongos. Hoy, sus hijos los “mistis” son en la sierra, los que mas discriminan a los “chutos” y a los “indios”, que en muchos casos es un insulto, decirle a una persona chuto o indio.
Este gobierno ha logrado su objetivo. Un baño de sangre para que “la indiada” se tranquilice, pero no sólo eso, sino también los pobres, los que no tienen trabajo, los que reciben un salario miserable no alcen la voz, porque vivimos en el mejor país del mundo, como dicen algunos economistas, gracias al modelo impuesto por Alberto Fujimori. Y los muertos son los costos colaterales.