Pável Huaripuma | Pienso, luego existo
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Es paradójico y anecdótico recordar los momentos en que todos esperábamos dentro de la emergencia sanitaria, una vacuna que nos ayude a prevenir la enfermedad por COVID-19, una enfermedad que marcará para siempre una generación o sobrevivientes de una pandemia. Los grupos antivacunas con sus argumentos extremistas y holocausticos, hacen recordar que es muy importante seguir trabajando en la educación de la población y de los más vulnerables. Una sociedad donde para enfrentar la enfermedad, primero hay que enfrentar y abordar los determinantes sociales que condicionan la salud de las personas, como el saneamiento básico, la territorialidad, acceso agua potable, nutrición adecuada en la población, educación ambiental donde el hombre pueda valorar lo importante del cuidado de su ecosistema.
El MINSA desarrolla del 22 al 29 de abril la Semana de Vacunación de las Américas con diversas actividades a nivel nacional. Esta actividad, impulsada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), tiene el objetivo de posicionar la vacunación en la comunidad para que completen sus vacunas del Esquema Regular, así como sus dosis contra la COVID-19. Durante estos días se vacunará contra la difteria, tos ferina, tétanos, hepatitis B, influenza, poliomielitis, sarampión, rubéola, parotiditis, varicela, tuberculosis, meningitis, fiebre amarilla, neumonías, diarreas por rotavirus y cáncer de cuello uterino por Virus del Papiloma Humano (VPH). Según el plan de inmunizaciones, la Semana de Vacunación de las Américas 2023 tiene la meta de vacunar a 330 000 niños, niñas y personas de otras edades.
El MINSA recuerda a las familias que el Perú tiene uno de los mejores esquemas de vacunación de las Américas porque incluye 18 vacunas contra 28 enfermedades. Por ello, se invoca acercarse al establecimiento de salud más cercano para completar la vacuna que les falte.
La inmunización es un logro ejemplar de la salud y el desarrollo a escala mundial que salva millones de vidas cada año. Las vacunas reducen el riego de contraer enfermedades, gracias a que refuerzan las defensas naturales del organismo y le ayudan a protegerse. Cuando una persona se vacuna, se activa su sistema inmunitario. La inmunización es un componente esencial de la atención primaria de salud, un derecho humano incuestionable y una de las mejores inversiones económicas en salud. Las vacunas son también esenciales para prevenir y controlar los brotes de enfermedades infecciosas, apuntan a la seguridad sanitaria mundial y serán un instrumento vital para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos.
Aunque los ingredientes en las etiquetas de las vacunas pueden verse intimidantes (p.ej. mercurio, aluminio o formaldehído), usualmente se los encuentra1 naturalmente en el cuerpo, en la comida que consumimos y en el medio ambiente a nuestro alrededor, por ejemplo, en el atún. Las cantidades en las vacunas son muy pequeñas y no “envenenarán” o lastimarán al cuerpo. Además, las vacunas se prueban y pasan por ensayos científicos rigurosos y largos, así como procesos de certificación con la OMS y organismos nacionales de reglamentación para garantizar que sean seguras y eficaces.