Edgard Bendezú | El Parque de Fabulinka
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Niñuchas: Un cuento contra el bullying, extraído de mi libro: LA BELLA DULIA…Y que se puede teatralizar.
¡GUAU, GUAU, GUAU!
Historia de cómo Dokki se hizo famoso
Todo empezó en una casa sencilla y donde vivía un hombre solo, acompañado de tres perros. Uno grande llamado Rambo ¡guau, guau!, otro mediano, llamado Bobby ¡guau, guau! y el último, llamado: Dokki ¡guau, guau!
El perro grande, Rambo… se paraba burlando de los otros dos, diciéndoles: “¡Ustedes par de bajos, son unos renacuajos!” y se reía burlonamente.
El perro mediano Bobby… un día, le contestó: “¡Y tú, eres un gigantón, grandazo y guatón!”. Y los dos se trenzaron en una discusión que acababa en una pelea violenta.
El más chiquito Dokki… se mantenía al margen y solo ladraba diciéndoles que se calmen, pero era en vano. Al rato, cuando aparecía el amo, los tres terminaban castigados, siendo bañados, encerrados y llorando: “¡Auuu…!”. Luego de eso, ya calmados; el perro pequeño Dokki… les dijo:
-¡Ya ven, por estar insultándose y peleando lo que hemos conseguido.
-¡Tu cállate renacuajo, cara de estropajo!- le amenazó el perro grande Rambo… mostrándole sus colmillos ¡Grrr…!.
-¡Si, tú cierra el pico y no te metas adefesio– añadió el perro mediano Bobby- enano, flacucho, debilucho; si no te pego es porque me das lástima, porque con ese tamaño no sirves para nada.
El perro pequeño Dokki… no habló más, ni al uno ni al otro y a partir de allí, solo trataba de llevar la vida en paz, en silencio con ellos y el amo.
Pero pasaban los días y las ofensas hacia el perro pequeño continuaban y no tenían cuando parar. Él solo pensaba que los perros más grandes no sabían meditar, no habían leído nada, ni un libro, no tenían valores y por eso se pasaban la vida insultando y gruñendo, por cualquier cosa sin importancia, peleando incluso hasta en horas de la noche, aun sabiendo que compartían la misma morada.
Pero un día sucedió… que en la casa de la vecina Isaura, se inició un incendio que pronto se propagó a donde vivían. El perro grande Rambo, corrió de inmediato y ladró y ladró en la puerta de salida pero no pudo salir por allí; el perro mediano Bobby… hizo lo mismo con similar resultado; el perro pequeño Dokki… hizo igual y tampoco pudo salir. Para mala suerte de los tres perros, aquel día el amo de la casa había viajado hacia una provincia de la cual regresaría en la noche, por lo que no había quien abra la puerta y ellos pudieran escapar del fuego que estaba cada vez más cerca de ellos.
Fue en ese instante que al perro pequeño se le ocurrió decir a los otros dos que corran hacia la huerta que quedaba en la parte posterior de la casa, donde habían rejas de madera. El perro grande Rambo… trató de salir por allí pero por su tamaño y su contextura no pudo, el perro mediano Bobby… tampoco pudo por más esfuerzo que hizo y el perro pequeño Dokki… por ser flaquito y chiquito, fue el único que pudo salir y corrió y corrió y ladró… hasta avisar a los bomberos quienes a tiempo llegaron; y rato después, sofocados por el humo, lograron rescatar al perro grande y al perro mediano que apenas respiraban.
Días después, ya repuestos del susto, el perro grande Rambo… con su gruesa voz, le dijo al perro pequeño:
-Gracias por salvarnos chiquito, desde ahora en gratitud, yo te daré mi huesito.
-¡Y yo también, por valiente e inteligente!- le dijo el perro mediano Bobby.
El perro pequeño Dokki… alzó las orejas, y dijo contento moviendo la cola: –¡Por lo que veo, en este hogar, ahora si podremos dialogar!
Pronto sucedió que un productor de películas leyó la noticia donde se hablaba del perrito héroe y exclamó:
-Ya sé, vamos a hacer una película con ese perrito.
Y así fue… el resto, ya es historia conocida. ¡Dokki… se hizo famoso en todo el mundo!
Y así este cuento ha terminado entusiasmado: ¡Guau, guau, guau!
EL QUE LEE, CRECE; EL QUE NO LEE… ¡AUNQUE RECE!
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