aparecen en coyunturas electorales, es decir, el pueblo y la democracia toman cuerpo y luz en ese momento tan eventual, tan efímero de lo político. Bajo esa idea el concepto de pueblo y democracia se hace “real” en medio de una situación pacífica, es decir, en un contexto de “reglas claras de juego”. Una vez terminada la participación del pueblo en la elecciones, desaparece el pueblo como concepto que tiene poder político. Lo que intento decir es que pueblo con poder es sólo un momento, donde la multitud no es consciente de esa soberanía, es decir, es un momento rousseano. Pasado el momento no hay poder, tampoco hay soberanía, porque la democracia se torna en vacío, es una retórica de propaganda, tal cual, como la Keiko y la “Resistencia” la desnaturalizan en este momento, pues “defienden” la democracia aún siendo su propio verdugo, pero sabemos que la democracia, pueblo y libertad es pura propaganda que toma cuerpo en la superficie, es decir, en los medios, redes y periódicos, y que abajo esta vacío.
Una vez terminada las elecciones el concepto de pueblo se desnaturaliza y se pierde en el inmenso aparato del gobierno y en el anonimato de la vida doméstica. Nadie sabe dónde esta el pueblo, pero siempre se la comenta y se habla de ella.
¿Dónde esta el pueblo?Para la derecha peruana el pueblo esta en todo el aparato de gobierno, en sus reglas, en sus estructuras y la burocracia. Moviéndose en el universo político de “reglas claras de juego”. Siendo parte de las leyes universales del neoliberalismo.
Ahora estamos en un momento crucial, hay una apuesta grande y peligrosa. Un intento de hacer un giro copernicano de la política peruana, porque hay una nueva versión de pueblo y gobierno: el populismo andino de izquierda.
Esta nueva situación política a sacado ronchas y odios ancestrales como el clasismo, el racismo y la exclusión, pero siempre los Andes han estado presente, ahí como una mole, dándonos mensajes desde tiempos pretéritos. La tempestad se veía venir, no nos quejemos. Y eso pasa porque los gobiernos neoliberales se han empeñado en hacer del pueblo una variable de la economía. Una de las tantas que giran alrededor de sus leyes económicas universales.
Tengo la sospecha que el concepto de pueblo termina siendo un problema periférico. Los errores que cometió el neoliberalismo, pueden ser los errores de este populismo andino de izquierda, es decir, hacer del pueblo una variable periférica y que predomine la ideología.
El temor esta, en todo caso, que la situación actual sea una lucha entre tipos de gobiernos. Entre la salida de los aparatos del neoliberalismo y la intempestiva de la izquierda populista, tal cual, afirmaba Gaetano Mosca en su estudio sobre las clases políticas.
En esta lucha se pierde, se hace difuso el concepto mismo de pueblo, al menos, eso es lo que esta pasando. Lo que hay en todo caso, por el momento, un desmantelamiento de la estructura burocrática neoliberal para dar paso a una clase política con rostro provinciano. En esta lucha de poder no interesa la soberanía popular, para el pueblo el juego a terminado. Un ejemplo claro es el nombramiento del nuevo premier Guido Bellido. Su nombramiento a traído a colación una crisis que sólo se puede entender a nivel institucional. El congreso no lo quiere, los partidos políticos tampoco, la prensa lo detesta, y por supuesto, los opinologos ponen la narrativa del apocalipsis. Y sin embargo, no todo esta perdido, pues la pandemia nos a hecho más sensible a la relación casi tutelar con el estado. En otras palabras, estamos en un momento suceptible al populismo. Me dejo explicar, el escenario es propenso para que se tomen medidas populistas que agraden al pueblo, es decir, esta izquierda provinciana requiere el retorno del pueblo para garantizar la permanencia de Castillo, por ejemplo, una medida rápida sería bajar el precio del gas, acelerar las vacunas para volver a una normalidad económica. También se requiere indultar a Antauro Humala para sopesar y espantar la verdadera s amenazas de golpe de estado. En este imaginario político veo a Antauro dirigiendo a los reservistas, ronderos y una fracción del ejercito. Y eso si es un tempestad venido de los andes.