La juventud en estos “nuevos tiempos” de avance tecnológico ¿han tomado conciencia frente al mensaje de la naturaleza, de cómo cuidar el medio ambiente?, ¿considerar y ejercer prácticas del uso adecuado del agua antes de la crisis hídrica?
En los últimos tiempos el mundo ha sido testigo del surgimiento de un movimiento de jóvenes en todo el mundo que pide a los gobiernos una mayor acción frente al cambio climático. Como todas las movilizaciones sociales, es importante entender bien su perfil y características para poder interpretarlo con tino.
Es innegable que los jóvenes influyen (aunque no todos) en la opinión de sus padres sobre el clima, les impulsan a cambiar de hábitos, les muestran una forma de vida diferente. Es una de las vías más efectivas de presión sobre los adultos, como es el caso del tabaquismo o en la sensibilización frente a los accidentes de tráfico.
Gonzalo Sáenz de Miera, en el 2019 manifestaba su admiración sobre el movimiento que nace en agosto de 2018, cuando Greta Thunberg, una adolescente sueca de 15 años, se empieza a ausentar de clase los viernes por la tarde para manifestarse frente al Parlamento de Estocolmo (Suecia) con un cartel en el que se puede leer “huelga escolar por el clima”.
Este gesto salta a los medios y Greta se convierte en un icono de la lucha por el futuro. Le invitan a la cumbre del clima de Polonia, a la cumbre de Davos, a Naciones Unidas… Inspira a miles de jóvenes en el mundo que, como ella, se manifiestan todos los viernes, y acaba dando forma a lo que hoy conocemos como el movimiento Fridays4future. A los pocos meses, un libro recoge los discursos de Greta Thunberg con el título ‘Cambiemos el mundo’; Banksy, polémico y genial, hace un grafiti sobre el tema que amplifica el gesto, el mensaje; el naturalista británico Richard Attenborough no duda en apoyarlo, y mientras tanto ya había conseguido que se aprobaran en diferentes parlamentos declaraciones sobre la emergencia climática.
Este movimiento comienza a generar un efecto bola de nieve que le hace continuar creciendo recabando el apoyo de otros sectores. Las Madres por el Clima son un buen ejemplo: se agrupan, crean un grupo de WhatsApp y comienzan a compartir sus inquietudes sobre la contaminación y las afecciones en la salud de sus hijos. Otro: los profesores se unen y se suman con la iniciativa Teachers for Future, con la que aportan su visión y sus propuestas de educación ambiental.
Este gesto, este movimiento, esta bola de nieve imparable ha despertado también una cadena de reacciones en el mundo universitario. En España, la Universidad Politécnica de Cataluña ha sido la primera en declarar el estado de emergencia climática gracias al trabajo de un grupo de estudiantes. A ella se ha unido la Universidad Complutense de Madrid.
Los jóvenes piden y toman la palabra. Es la vida que les espera, a ellos y a sus hijos. Es lógico que se agiten y que nos empujen. Está en juego su futuro: lo saben, lo ven, lo temen. Ellos tienen la fuerza, la energía y la razón (que también es la nuestra), la de los mayores, la de muchos, la de la mayoría. Porque la juventud no se acaba nunca.an su trabajo. Quieren una política útil que sirva para solucionar los problemas.
En nuestro país, hay movimientos de jóvenes, pero son pocos o la misma opinión pública los ve a la distancia. En Ayacucho, que se sepa o ignore no hay una presencia de movimientos juveniles que difundan los costos que ha de dejar y – está- dejando el cambio climático. También hay responsabilidad de los padres desde el hogar y sobre todo de los maestros que deben ser los orientadores de lo que estamos atravesando. Esporádicamente observamos en determinadas fechas a las invalorables maestras de educación inicial junto a sus niños desarrollar actividades en defensa del medio ambiente. Mientras los adultos contaminando el espacio vital para una buena salud. Acerca de las autoridades sin comentarios. El 23 de setiembre es el Día de la Juventud y la bienvenida a la primavera. Que florezca la esperanza y la solidaridad que tanta falta hace. Saludos a los jóvenes de edad y de corazón.