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jueves, abril 18, 2024
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RECUERDOS DE UN PASADO FELIZ

Esta frase popular, llamada también PAREMIA, aparece desde los albores del idioma de Castilla que nace de la “lengua romance” , ésta a su vez, procede del “latín hablado” o “latín vulgar”.

Uno de los idiomas ancestrales del Perú es el quechua o runa simi. Traigo a la memoria nuestro idioma materno para informarles que algunos escritores e investigadores provenientes del sur de nuestro departamento ya han publicado PAREMIAS EN QUECHUA, con su respectivo significado y traducción al castellano para los monolingües. Incluyen narraciones jocosas y chistes en quechua, desnaturalizando un tanto la Paremiología.

De acuerdo con los informes que manejo, ningún “quechuólogo” de Huamanga se ha ocupado en investigar sobre el tema que estamos comentando. Aparte de publicar poesías, cuentos y otras narraciones, parece que nadie se atreve abordar el reto.

Está en mi proyecto investigar y publicar las PAREMIAS HUAMANGUINAS. Pero el problema que me impide seguir trabajando es que tengo dos libros sobre Historia y Tradiciones que están “durmiendo el sueño de los justos”. ¿Y otra obra más durmiendo sin despertar? Me parece injusto.

¿Dónde están el Gobierno Regional, la Municipalidad Provincial o nuestra Universidad para apoyar a los escritores? Estamos ad-portas del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho; y las instituciones que acabo de citar, ¿tienen algo que ofrecer, en el plano intelectual a los futuros visitantes, ávidos de saber sobre la cultura actual de Huamanga?

A otra cosa mariposa. Voy a hacer honor al título de esta Crónica para contarles un par de vivencias y anécdotas de otros tiempos, que no son invenciones fantasiosas de este escribidor. Son anécdotas de personajes reales que comieron pan en nuestra tierra hace muchos años.

RETORNO AL REDIL DE UNA OVEJA DESCARRIADA

Amílcar Gamarra Altamirano, hermano, amigo, todo en uno. Primera guitarra del “Trío Ayacucho” tenía una empatía especial con su trato jovial y personalidad muy carismática, siempre le caía bien a todos. Él se robaba el show en nuestras presentaciones artísticas.

También fue un narrador jocoso de sus vivencias juveniles que me contaba en nuestros momentos íntimos. Yo lo guardo y recuerdo con mucho cariño, pero ahora les cuento a ustedes:

Papa Guillermo, (sin acento) así lo llamábamos a su papá; mama Anqui a su mamá, o simplemente papacha o mamacha. Cusqueño de Calca, joven policía, su primer destino fue San Miguel, capital de la provincia de La Mar. Formó familia y se convirtió amigo de todo el mundo. La mejor amistad siempre se consigue a través de una bebida espirituosa; y que mejor que un cañazo del valle de Torobamba .Siempre estaba listo para un PLAJ NISPA. (salú) cuya frase dura hasta estos días en Huanta.

Una mañana de cualquier día, le tocaba remontar la puna a capturar a un famoso abigeo, (no confundir con avegeo) Montado en su caballo y su inseparable fusil Mauser, se dirigió a realizar la captura. Hábil papa Guillermo capturó al delincuente en poco tiempo.

De retorno hacia la ciudad, con el preso debidamente mancornado, le vino “la perseguidora”, Quería curar la cabeza en cualquier chinganita al paso, porque la noche anterior, había estado de “faena”, pero no se atrevía a curar solo. Ante esta disyuntiva, decide desatar al preso para que le acompañe con un “Desde luego, un plaj nispa”. Entre copa y copa le iba reprendiendo y aconsejando que dejara el mal camino, porque siempre terminaría preso por sus fechorías.

Don Guillermo no se acuerda en que momento se olvidó de todo, con tanto cañazo ingerido, y se olvidó de todo incluido “su preso”. Pero como contaron sus colegas policías, dicen que llegó a la comisaría, rayando la noche, montado en su caballo, el abigeo jalando el equino y con su fusil a la “bandolera” a constituirse preso por propia voluntad. ¿O por el cañazo torobambino?

Habría sido contundente su poder de convencimiento al abigeo para lograr tremenda proeza.

UNA PARTIDA DE BILLAS

Héctor Amílcar, en sus años mozos, fue un “taquero excepcional”. Tanto en billar, que se juega con tres bolas y billas que se juega con más.

Las mesas de billar son diferentes para ambas especialidades. Para billas las mesas tienen seis huecos llamados troneras a donde tiene que meter las bolas en un orden preestablecido.

Un día, igualmente de cualquier tiempo, se suscita un desafío para una partida de “minga”. Los jugadores tenían que acreditar una determinada cantidad de dinero para participar, caso contrario no entraban. El Plaj solamente tenía diez soles y le faltaba otra cantidad similar, en ese momento de apuro, el “Loro” Calle le ofrece aportar el dinero faltante.

Comienza la partida y Amílcar empieza a ganar todos los juegos obteniendo como premio una determinada cantidad de dinero, importante en ese tiempo. El siguiente paso era distribuirse “equitativamente” la ganancia.

-El Plaj le dice al Loro, tú pusiste diez soles, toma veinte y gracias.

-El Loro le responde, si no te doy mis diez soles, tú no entrabas a jugar y no tendrías el dinero que ahora tienes, por lo tanto, yo quiero la mitad de la ganancia,

La discusión continúa, Amílcar también le dice: si yo no juego y gano, no tendrías los veinte soles que te ofrezco.

Discusión interminable. Como solución salomónica Amílcar plantea y le dice: -No nos dividamos el dinero. Vámonos a Huamanga y lo gastamos todo.

Aceptado el trato, se vienen un fin de semana y lo gastan casi todo el capital, solamente reservan, el costo exacto del pasaje de retorno y contratan el vehículo de retorno, le dan por adelantado al dueño del camión, quien les dice que le esperen en la garita de la Magdalena a las tres en punto de ese domingo.

Ya cerca a las seis de la tarde, en vista de que no aparecía el bendito camión, preguntan al policía de la garita por el camión del señor Pozo, quien les dice que ese camión pasó cerca al mediodía.

No había más remedio que caminar los 50 Km. Toda la noche. Con los escasos soles que les quedaba compraron cigarrillos y emprendieron el retorno. Plaj me contaba que: A las seis de la mañana estábamos entrando triunfalmente a “Huantanamera” para asistir el colegio.

Pasados algunos años ambos se recriminaban por no concordar en repartirse el dinero de la “minga” y evitarse tremenda caminata.

NOTA.- En la Crónica pasada, cometí un error: Las Clarisas y Franciscanos no pertenecen a la Congregación “Carmelitas”. ¡¡Disculpen!!

Diario Jornada
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