En los últimos tres años, según datos del Ministerio de Salud, Ayacucho se ha convertido en la segunda región -después de Lima Metropolitana- con más casos atendidos en los Centros de Salud Mental Comunitarios. Entre enero y setiembre del 2023 ya se han registrado más de 12 mil casos, superando a regiones como Loreto (4,734), Tacna (1,706) y Tumbes (741).
Entre el 2021 y el 2023 se han atendido más de 21 mil casos de depresión, ansiedad, estrés post trauma, entre otros tipos de trastornos similares, según cifras del Ministerio de Salud. Existe una relación entre estos diagnósticos y el periodo de violencia sufrido en la región en la década de los 80, afirman especialistas.
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Los trastornos más frecuentes son los de ansiedad, estrés agudo y post trauma, además de los trastornos depresivos y consumo de sustancias, detalla la doctora Juli Caballero, directora ejecutiva de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública (DGIESP) del Minsa. De hecho, entre el 2021 y 2023, se han atendido más de 21 mil casos estos diagnósticos en Ayacucho.
¿Las causas? La experta sostiene que hay una relación directa entre este tipo de trastornos y el periodo de violencia que se vivió en la década de los 80 en la región ayacuchana.
“Existen estudios nacionales e internacionales en los que se ha evidenciado que las poblaciones que experimentan situaciones de violencia tienen más riesgo de desarrollar problemas de salud mental [de los mismos tipos] que se reportan en la región”, explica la doctora.
No obstante, aclara que la cantidad de casos atendidos en Ayacucho se debe también a que se ha incrementado la cobertura de servicios en este departamento.
Por su parte, Marcia Fernández, especialista en salud mental y directora de operaciones de De-Mentes Perú, señala que el haber tenido una historia marcada por la violencia -que aún se mantiene con las crisis políticas sociales- influye directamente en la salud mental de las personas.
“Esto ocurre porque los conflictos destruyen las estructuras de la sociedad e impactan en el comportamiento colectivo. La confianza social se quiebra, se potencia un clima de polarización, confrontación o amenazas (…) El conflicto armado interno generó secuelas individuales y colectivas, incluyendo el miedo, la desconfianza y la fragmentación de las comunidades”, comenta.
Agrega también que este tipo de secuelas se transmiten a través de las narrativas que cada uno comparte en sus círculos sociales, familiares e incluso en los juegos infantiles. “Las vivencias, traumas y sufrimientos se comparten con las generaciones más jóvenes. Y, si bien, la experiencia nunca será la misma que aquellas personas que la vivieron de primera mano, [también] afecta la manera en la que las relaciones sociales se establecen a lo largo de distintas generaciones”, refiere.
El 10 de octubre fue el Día Mundial de la Salud Mental. El objetivo es aumentar la conciencia sobre los problemas de este tipo en todo el mundo.
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Para nuestras autoridades elegidas mediante compra de conciencias, aprovechando la ignorancia y con el paraguas de la corrupción, no está en sus agendas a fin de fortalecer el peligroso y amenazante estado de salud mental incluso de los jóvenes universitarios, quienes luego de la pandemia luego de volver de lo virtual a la presencialidad ha hecho que todos hagan cortocircuito en algún punto, según un psicólogo consultado el estrés emocional genera un trastorno de limite de la personalidad (TLP).
La Asociación UMANOS plantea que se debería implementar una evaluación psicológica a los estudiantes en paralelo a los exámenes de admisión en las universidades.